Más de 400 alumnos forman parte de “Let´s Go Engineering”, una original y ambiciosa iniciativa que ha puesto en marcha Schneider Electric para despertar las vocaciones de ingeniería en las aulas escolares. En España sigue existiendo una falta de profesionales en esta materia, que se hace especialmente preocupante en el caso de las mujeres: solo un 20 % de los alumnos se matricula en carreras de ingeniería y solo un 20 % de ese escaso porcentaje son chicas. Schneider Electric, que lleva mucho tiempo explorando el mercado en busca de este tipo de profesionales, puso en marcha a finales del año pasado Let´s Go Engineering, con carácter piloto, para elevar estos porcentajes y, sobre todo, romper con las barreras y los estereotipos de género que obstaculizan las vocaciones femeninas.
La iniciativa fijó su foco en una batería de actividades que se desarrollarían en los cursos de 5º y 6ª de Primaria. “Debemos romper los estereotipos”, arranca Susanna Cabos, directora de desarrollo de negocio ITD de Schneider Electric, “por tanto, cuanto más pequeños, mejor para concienciarlos en este apartado”. Además, el esfuerzo debe centrarse en aquellas etapas lo más cercanas posible a las que marcan las primeras decisiones encaminadas a definir la profesión, como es el caso de la etapa de Secundaria y el Bachillerato. “La incentivación, si se consigue, debemos luchar por que no se olvide; por lo que es fundamental esta cercanía con los cursos claves en la elección”, insiste.
Centrar el objetivo en el área de la ingeniería se explica por la escasez en el panorama de profesionales en este apartado. Dramático en el apartado de las mujeres. Cabos explica que, en otros apartados, como es el caso de las disciplinas matemáticas o las científicas, el problema de vocaciones es menor. “En la carrera de exactas, por ejemplo, el porcentaje de mujeres puede alcanzar el 40 % y también se cuenta con buenos números en las disciplinas científicas; al menos en el periodo universitario”, explica. “Algo que no ocurre en las carreras de ingeniería, donde el problema es que la mujer no llega a la universidad”.
Programa de actividades de Let´s Go Engineering
En Schneider Electric se tenía claro que la iniciativa debía ir más allá de una “mera” charla. “También se impacta con este tipo de actividades pero queríamos dar un paso más, buscando un impacto a más largo plazo”, insiste. “Nuestro último objetivo es contar con un mercado en España, para el día de mañana, con un número suficiente de ingenieros e ingenieras”.
El propósito fructificó en un plan de actividades dividido en tres etapas. La primera pretende romper con los estereotipos a través de actividades que permitan ver los valores que ofrecen los equipos diversos y dar visibilidad a los modelos femeninos. “Desde pequeños se nos inculca que la ingeniera no es una cosa de chicas, que solo es para friquis o que las matemáticas son muy difíciles”, recuerda. Unas ideas a la que se une la escasez de referentes femeninos en este tipo de materias en los libros de texto.
La segunda etapa del plan persigue despertar alguna inquietud y conocimiento a través de diversos juegos de creatividad, finalizando las actividades con la realización de un pequeño proyecto que incluye una pequeña programación, muy sencilla, en Scratch.
Lógicamente, el proyecto no conoce de género: todas las actividades se hacen a partir del trabajo en equipos, diversos, en las clases. “No es un proyecto de segregación. Se incluye a la clase completa, niños y niñas, algo vital cuando quieres romper estereotipos y hablar de diversidad”.
Las tres etapas deben completarse a lo largo de todo el curso escolar, con una frecuencia mínima de una vez al mes y una máxima cada 15 días. Se trata, además, de un proyecto que se incluye dentro del temario, lo que exige, por tanto, el compromiso de los colegios.
Excelentes números
Tras arrancar en el inicio del año escolar, el pasado mes de septiembre, el proyecto cuenta con seis colegios involucrados en el mismo (dos en Barcelona, dos en Madrid, uno en Bilbao y otro en Valencia): cuatro de ellos son concertados, uno es público y otro más, privado; lo que suma más de 400 alumnos.
El esfuerzo para los profesionales de Schneider adscritos al mismo es enorme. Todos son voluntarios y deben realizar esta labor fuera de su horario laboral (excepto en las actividades concretas en los colegios). En cada centro hay un equipo de profesionales de la compañía y una persona responsable del mismo, para articularse con la dirección. Un grupo que arrancó con 15 profesionales y que ahora supera los 70. Además, el proyecto cuenta con dos profesoras “externas”: Núria Salán, profesora, subdirectora de la ESEIAAT y presidenta de la Sociedad Catalana de Tecnología; y Judith Telo, profesora de FP.
En su ambición por involucrar a todos los actores integrados en el proceso educativo, el proyecto cuenta con los profesores que, en esta fase de educación primaria, se constituyen en “un modelo para los alumnos”. También los padres, con quienes se reúnen una vez cada trimestre, son un referente obligatorio. “Su influencia en estos primeros años es enorme”, recuerda.
Por último, la universidad cierra este círculo de excelencia formativa. La UPC (Universitat Politècnica de Catalunya) se encargará de realizar una encuesta, al término de las tres etapas, para evaluar el impacto del proyecto. “No se trata de que todos los estudiantes que pasen por el proyecto se decanten por la ingeniería, sino de aportarles el máximo de información para que escojan mejor”, especifica Cabos.
La idea es que tenga continuidad el próximo curso; eso sí, con otros grupos de alumnos que accedan a los dos cursos de Primaria, objetivo de este proyecto. “El resultado está siendo muy bueno”, concluye.
Superando las dificultades
La implantación de modelos en el sistema educativo que favorezcan la inclusión y permitan un acceso más fácil de la mujer a carreras o profesiones tradicionalmente vistas como masculinas es posible. “Los profesionales de ingeniería, que participan en estas actividades, viven su profesión, y saben trasmitirles a los niños esta vocación, lo que resulta fundamental para inspirarles en el mundo tecnológico, contando con valores, para hacer de éste un mundo mejor”.
Dar a conocer la utilidad de la ingeniería es otro elemento fundamental; sobre todo para despertar la vocación en las mujeres. “Muchas se decantan por las disciplinas científicas porque perciben el compromiso social que hay detrás de estas materias”, explica Susanna Cabos. “Sin embargo, no perciben que la ingeniería también sirve para crear un mundo mejor. Por ello, este proyecto se enfoca en descubrir la utilidad de la tecnología con un impacto social y humanitario”.
Visibilizar los modelos femeninos es una tarea imprescindible si se quiere superar los estereotipos; así como trabajar por que los padres también animen a sus hijas a decantarse por estas disciplinas. Por último, fomentar la seguridad es clave. “Llega un momento en el que las chicas se muestran muy inseguras de sí mismas”, alerta Cabos. “En las clases, por tanto, tratamos de fomentar la seguridad”.