Ya no sirven las máquinas de propósito general. Al menos para HPE que ha optado desde hace tiempo por una estrategia en el mercado de los servidores que apuesta por las tareas específicas que abarcan, lógicamente, todos los mercados y cargas de trabajo, incluidos los proveedores de servicio. “No van a desaparecer los sistemas tradicionales vinculados, sobre todo, con las bases de datos que exigen mayor rendimiento y disponibilidad”, remarca Noel Goicoechea, director de la división de servidores de HPE en España y Portugal, que también insiste en que la actual economía de las ideas exige sistemas ágiles y flexibles, lo que requiere un nuevo perfil de servidores, “no sólo en el hardware sino también en el software”.
Sin perder de vista ningún mercado la marca ha introducido importantes novedades destinadas a mantener lo que Goicoechea prevé que sea un recorrido muy positivo en el mercado ibérico, donde mantienen una cuota superior al 55 % en el segmento x86 (según datos de IDC del último trimestre de 2015). “Una participación estable que se mantiene desde hace muchos trimestres”.
Nuevos procesadores y la memoria persistente
Los nuevos procesadores de Intel, los Xeon E5-2600 v4, ya forman parte de los ProLiant Gen9, ubicados en el área más tradicional. Pablo Ráez, jefe de producto de servidores, enumeró la lista de mejoras en la que se encuentra un 21 % más rendimiento o los 22 núcleos por procesador que permite, lo que resulta fundamental para las tareas de virtualización.
La gran novedad es la incorporación de la memoria persistente, que en un único módulo DIMM combina la velocidad de la RAM con el almacenamiento tradicional, esencial para acelerar las aplicaciones de bases de datos. “Se logra un gran rendimiento en las aplicaciones sin perder la fiabilidad y la robustez”, especificó. Ya lo llevan de serie los HPE ProLiant 360 y 380 pero la idea es generalizarlo a más líneas.
Hiperconvergencia…
En el lado de la hiperconvergencia, la marca cuenta con una oferta en la que se combinan máquinas para trabajar tanto en el entorno de Microsoft (hace un mes la marca anunció que el Hyper Converged 250 contaba con un acceso directo a los servicios públicos en la nube de Azure) como en el ámbito de VMware, para una computación intensiva.
La novedad es el Hyper Converged 380, pensado para múltiples cargas de trabajo (incluidos los entornos híbridos) y dirigido a empresas con un tamaño medio. “En solo cinco clicks, de manera intuitiva, es posible aprovisionar máquinas virtuales”, especificó Ráez. La máquina permite la configuración de muchos modelos de procesadores, “algo no muy habitual en estos entornos de hiperconvergencia” e incluye tarjetas gráficas, una opción muy útil para entornos de VDI.
Y la infraestructura componible
El nombre de Synergy esconde el primer producto de HPE con arquitectura de componibilidad, que da un paso más que la hiperconvergencia. Los sistemas componibles permiten asignar el cómputo, el almacenamiento y la red de manera desagregada para cualquier carga de trabajo. “Con una única línea de software es posible aprovisionar los recursos”, apuntó Ráez. “Es la inteligencia definida por software que une las necesidades de los negocios tradicionales y la actual economía de las ideas”. En estos sistemas el desarrollo de aplicaciones es más rápido y se integran de manera más sencilla con terceros. Su gran ventaja sobre los sistemas hiperconvergentes es que si estos encajan solo en los entornos virtuales, los componibles sirven para los dos mundos: físico y virtual; además de incluir los contenedores.