La tecnología inalámbrica no parece conocer la crisis. Los proyectos relacionados con ella han seguido creciendo en los últimos tiempos, siendo uno de los puntos con más tasas de oportunidad en el siempre complicado mundo de los redes. No en vano se prevé que a lo largo de este año el tráfico que corra a través de este tipo de redes igualará al que discurre por el cable. La tecnología inalámbrica va mucho más allá de un somero concepto de infraestructura tecnológica y de una alternativa viable al cable ya que abre a los proveedores, y por ende al canal, un amplio abanico de aplicaciones y servicios.
Durante la década que discurre entre el año 2000 y el 2010, España conoció un enorme despliegue de infraestructuras inalámbricas, empujado por la aparición en el año 2005 del estándar “n”. Una expansión que ha continuado hasta nuestros días aunque en muchos casos se haya tratado de proyectos relacionados con la modernización del parque instalado. Javier Gómez, director de la región mediterránea, Francia y LATAM de Meru Networks, identifica un punto de inflexión en estos tres lustros: la aparición del iPad en el verano de 2010. “Las infraestructuras desplegadas quedaron obsoletas por un problema de densidad”, explica, lo que condujo a la proliferación de proyectos, sobre todo en el ámbito privado.
La consultora IDC presentaba el sólido crecimiento que arrojaba este apartado durante los nueve primeros meses de 2014 en la zona EMEA: un 12,1 % en el primer trimestre, un 20,7 % en el segundo y un 15 % en el tercero. España, con el único dato disponible, presentaba un ascenso del 22,9 % en el trimestre que discurría entre abril y junio. Según apunta Marcos Jimena, consultor para enterprise networks en Cisco España, el mercado WLAN se consolida como uno de los que más rápido crece en el área de las redes. “Cada vez es más importante, tanto para las empresas como para las administraciones públicas, que soportan un creciente número de aplicaciones de movilidad críticas para los negocios, lo que incluye aplicaciones cloud y del Internet de las cosas”.
Álvaro Ausín, distribution channel sales manager de TP-Link Iberia, recuerda que todas las previsiones apuntan que la demanda de wifi será imparable este año. “Habrá una popularización de dispositivos operativos con el estándar 802.11 ac y se producirá una proliferación de soluciones de conectividad que soporten el nuevo paradigma creado por el Internet de las cosas”.
Aruba, empresa 100 % inalámbrica, concluyó su año fiscal, el pasado mes de junio, con un crecimiento en España del 36 %. Pablo Collantes, director de canal de la marca en España, defiende que en la actualidad el acceso principal a las redes es wireless. “La explosión de los dispositivos móviles ha cambiado el planteamiento a la hora de abordar un proyecto de arquitectura de red”, explica. A su juicio, la aparición del último estándar, el 802.11 ac, ha favorecido la difusión de las comunicaciones unificadas sobre dispositivos móviles ya que los clientes “pueden utilizar aplicaciones con baja tolerancia a los microcortes como pueden ser la voz y el video. Además, cada vez es más frecuente que los portátiles no cuenten con puerto de red, lo que ha permitido eliminar las rosetas y los cables, lo que contribuye a que la oficina sin cables sea una realidad”.
El cambio generacional es otro elemento de expansión: la #genmobile, que llama el responsable de canal de Aruba. “Esta nueva generación desea incorporar esa libertad de uso y conectividad a su entorno laboral y está propiciando cambios en los hábitos de trabajo e impulsando una evolución en la forma de planificar las redes de las empresas hacia soluciones de movilidad que permiten conciliar la vida profesional con la personal”.
Áreas de oportunidad
Hay entornos que se tornan hábitat natural para que acampe la tecnología wifi. La educación es un ejemplo. “Han sido las universidades las pioneras en despliegues wifi, tanto las públicas como las privadas”, asegura José Carlos García, responsable técnico de Extreme Networks, que reconoce que ahora se han convertido en un mercado maduro. “Esperemos que inviertan en proyectos de renovación o de evolución tecnológica, quizá impulsados por la adaptación al nuevo estándar 802.11ac”. Se trata de un proceso paulatino, particularmente en la universidad pública, “donde poco a poco se van retomando proyectos”. En el ámbito de la escuela primaria («k12») queda mucho por hacer. “Esperamos que sea un mercado de gran crecimiento en los próximos años, así como en la educación secundaria, donde existe una gran demanda de servicios más interactivos”.
El segmento de la sanidad, donde se están diseñando proyectos donde hay aplicaciones de misión crítica, voz sobre IP en entornos móviles o localización del equipamiento dentro del hospital, es otro apartado de oportunidad. García explica que cuentan con algún proyecto de renovación total de la red, incluyendo el extremo wifi. “No hay que olvidar que la red inalámbrica es una parte más de la red: no se puede abordar un proyecto de renovación wifi sin contemplar el resto de la infraestructura”.
El entorno de los hoteles, impulsado en gran medida por la normativa que obliga a los establecimientos de 4 y 5 estrellas a contar con conexión inalámbrica, también es un área de oportunidad. “La hostelería y los servicios financieros constituyen entornos muy dinámicos en implantación de proyectos WLAN, destinados tanto a su operativa interna como a la oferta de nuevos servicios para sus clientes”, relata Marcos Jimena, de Cisco.
Otros sectores que están realizando grandes inversiones en movilidad son la fabricación —aplicaciones logísticas, control de activos, gestión de inventario, etc.—: el segmento de la energía —redes smart grid—, así como deportes, como es el caso de los grandes estadios conectados que generan nuevas experiencias para los fans a través de redes wifi de alta densidad.
No se olvida el entorno doméstico. Álvaro Ausín, de TP-Link, defiende que sigue existiendo en él una enorme oportunidad. “En cualquier hogar hay, al menos, 5 ó 6 dispositivos usando la conexión ya sean ordenadores, tabletas, móviles, televisores, etc.”.
¿Y la Administración Pública? Javier Gómez, de Meru Networks, asegura que en los últimos años los grandes despliegues del sector público han sufrido un cierto retraso. “Ahora se ve cada vez más inversión en este segmento, sin embargo todavía no ha despegado”.
También Marcos Jimena, de Cisco, reconoce que el segmento privado crece a un mayor ritmo que el público. Sin embargo, asegura que en el ámbito de la Administración existen importantes proyectos en torno a la educación, la sanidad (especialmente en proyectos relacionados con la telemedicina) y el Internet de las cosas aplicado a las ciudades inteligentes: alumbrado inteligente, parking inteligente, gestión de residuos y del agua de lluvia, etc.
802.11ac versus 802.11n
Otra enorme área de oportunidad que se abre para el desarrollo del negocio vinculado con la tecnología wifi es la renovación de la infraestructura existente con la migración al último estándar: el 802.11ac. Según Infonetics, la adopción de puntos de acceso con este estándar se multiplicó por 10 el pasado año. Asegura Marcos Jimena, de Cisco, que la implantación de este estándar está progresando con rapidez y por encima de las expectativas del mercado. Según la consultora IDC, tras cinco trimestres de disponibilidad generalizada ya supera el 25 % de los despliegues y el 39 % de los ingresos, lo que supone un ratio superior al que se dio hace unos años en la transición desde el 802.11a/b/g al 802.11n. “Las principales razones son el rápido proceso de ratificación, precios competitivos, con una diferencia mínima frente a los equipos basados en 802.11n; y sus beneficios como plataforma de misión crítica especialmente en entornos de alta densidad”, explica.
Al mismo tiempo que queda una gran base instalada susceptible de dar el salto a este nuevo estándar, el mercado ya está entrando en la segunda ola de 802.11ac (Wave 2), que proporcionará velocidades de hasta 7 Gbps. “Por primera vez las aplicaciones trabajarán mejor sobre la red inalámbrica que sobre la cableada”, asegura Marcos Jimena. Wave 2 también ofrece capacidad MIMO multiusuario a la red wifi, facilitando la dedicación de ancho de banda a los usuarios en función de sus necesidades.
El estándar g ha quedado obsoleto hace tiempo, si bien es cierto que todavía se utiliza en minoría, explica Javier Gómez, de Meru Networks. “Y el estándar n también continuará en el mercado por un tiempo, sin embargo los fuertes crecimientos de ac indican claramente la tendencia”. Como sucede en otros segmentos, los usuarios tienden a optar por los dispositivos de última generación. “Hoy por hoy todos los fabricante ya han lanzado sus nuevas versiones con 802.11ac, lo que le empuja a posicionarse como estándar de facto en muy poco tiempo”.
El estándar ac, por el ahorro de costes que implica, incluso permite justificar su “triunfo” sobre el cable. “Wireless donde puedas, cable donde debas”, entona el responsable de canal de Aruba. “Las redes wifi actuales tienen capacidad de sobra para dar acceso a la mayoría de las aplicaciones habituales de cualquier sector de actividad”.
Barreras
Siguen existiendo algunas barreras para el desarrollo de proyectos inalámbricos. Marcos Jimena, de Cisco, apunta la alimentación eléctrica como una de ellas. “Algunos fabricantes requieren POE+ para alimentar los puntos de acceso, obligando a los clientes con infraestructuras antiguas a actualizar al menos una parte de su red”, explica. “Igualmente, la velocidad Gigabit significa que un mayor número de usuarios utilizarán la red para acceder a aplicaciones multimedia como vídeo y voz sobre tecnología inalámbrica, por lo que los puntos de acceso requieren una visibilidad similar a la de la red cableada”.
Algunos administradores de red observan la tecnología inalámbrica como un complemento, no como una parte integral de la red, “lo que hace que la perciban como una carga de trabajo muy importante, teniendo en cuenta la diversidad de dispositivos y sistemas operativos que cualquier usuario puede traer consigo”, explica José Carlos García, de Extreme Networks. “Una buena planificación, que cuente con una gestión potente y unificada con el resto de elementos de la red, es la mejor manera de garantizar que una red inalámbrica no se convierta en un dolor de cabeza para el administrador”.
A veces, y lo apunta Javier Gómez, de Meru Networks, el peor enemigo de una red inalámbrica es la propia red inalámbrica. “Al saturar el parque instalando más puntos de acceso lo único que se consigue en menos cobertura, menos potencias e incluso menos densidad por el problema del solapamiento de canales”.
¿Y la seguridad? ¿Se ha acabado con el “mito” o quizás no tan mito de que una red inalámbrica es mucho menos segura que una cableada? José Carlos García, de Extreme Networks, cree que es un asunto más que superado. “Las amenazas para la red afectan sobre todo a capas superiores de la arquitectura, aunque también al medio físico ya que es una banda de uso común”, recuerda. Y apunta la solución. “Las aplicaciones más avanzadas del mercado garantizan la disponibilidad del medio, siempre que se apliquen los mecanismos básicos de seguridad de que dispone la tecnología inalámbrica en la actualidad”.
Aunque Álvaro Ausín, de TP-Link, reconoce que en un primer momento la seguridad fue una barrera para la adopción de esta tecnología; precisamente fue esto lo que llevó a los proveedores a una mayor preocupación en cuidar este apartado, integrándola en todos sus productos.