Según el segundo estudio del Barómetro Global de Sostenibilidad, llevado a cabo por Ecosystem y publicado por Kyndryl, en colaboración con Microsoft, sólo el 21 % de las empresas utiliza la tecnología para reducir su huella. En el caso de España, este porcentaje desciende hasta el 18 % de las empresas nacionales, si bien el 52 % de las organizaciones en nuestro país consideran que la sostenibilidad es de “extrema importancia estratégica”, un 5 % más que el año anterior.
El estudio, que refleja las perspectivas de 1.355 líderes mundiales en sostenibilidad de 20 países y 9 grupos industriales, también pone de relieve que en lo que va de año un 55 % de las organizaciones ha mantenido el mismo ritmo en sus esfuerzos sostenibles, mientras un 34 % los ha incrementado. Las razones para el cambio incluyen la presión de los stakeholders, el impacto de la regulación, y cambios en la demanda del mercado. Además, el 44 % de las empresas españolas tienen sus objetivos de sostenibilidad operativamente integrados, aunque sin una medición completa de su impacto y tan sólo el 5 % ha alcanzado una estrategia de sostenibilidad basada en datos concretos.
Entre las medidas ambientales más adoptadas se encuentran el uso de prácticas de compra sostenible, seguidas de la eficiencia energética y el compromiso con objetivos de cero emisiones netas. Por su parte un 71 % de las compañías considera que la elaboración de reportes ambientales es una de las iniciativas más impactantes.
El estudio pone de manifiesto la tendencia a que las organizaciones reconozcan la sostenibilidad como un motor empresarial estratégico. Y entre las áreas de oportunidad subraya el reconocimiento por parte del 21 % de las compañías de todo el mundo del doble papel que juega la tecnología en la reducción de su huella de carbono y en la consecución de objetivos de sostenibilidad más amplios.
Para un 54 %, los objetivos e iniciativas de sostenibilidad se incorporan a los procesos de información existentes, aunque sólo el 19 % utiliza plenamente los datos para la planificación estratégica y la toma de decisiones.
En cuanto a la inteligencia artificial, un 55 % considera que tendrá un impacto significativo en sus objetivos de sostenibilidad, aunque un 62% limita las iniciativas al análisis de datos históricos para la supervisión y la elaboración de informes.
¿Cómo aprovechar el potencial de una organización? Según el informe la tecnología tiene que ser el núcleo de la planificación estratégica. Para el año que viene las empresas tendrían que plantearse integrar la tecnología en las estrategias de sostenibilidad para materializar sus objetivos.
También se debería reformular el papel de la IA ya que integrar la planificación de escenarios con IA y la mitigación de riesgos climáticos permite a las empresas adoptar un enfoque holístico de la responsabilidad medioambiental, mejorando la preparación para los retos futuros.
Aprovechar los datos para la transformación proactiva de la empresa es otra de las premisas. La disparidad de datos entre los distintos sistemas de planificación empresarial se considera un claro desafío, ya que sólo el 15 % utiliza los datos para orientar la transformación de sus compañías. Al integrar eficazmente los datos dispares, las organizaciones obtienen una comprensión más completa y precisa de su impacto medioambiental, lo que conduce a la toma de decisiones informadas en materia de sostenibilidad. Y, por último, fomentar una cultura de responsabilidad colectiva.
Aunque los beneficios de la IA para la sostenibilidad están ganando terreno, su impacto medioambiental es una preocupación creciente. Solo el 35% de las organizaciones tienen en cuenta las implicaciones energéticas de sus soluciones de IA. Kyndryl y Microsoft proporcionan estrategias prácticas para que las organizaciones midan las emisiones de referencia de la infraestructura y optimicen las arquitecturas de IA, incluidos los modelos de IA y aprendizaje automático para minimizar el uso de energía y reducir los residuos. Ambas compañías colaboran estrechamente con las organizaciones para garantizar que los avances tecnológicos contribuyan positivamente a los objetivos de sostenibilidad sin comprometer la innovación.