A partir del 8 de abril de 2014, Microsoft ya no proporcionará actualizaciones de seguridad para Windows XP y Office 2003, que se quedarán sin soporte técnico de la compañía. Una noticia que debe llevar a todos aquellos usuarios que tienen equipos que corren sobre este sistema operativo —el 21 % en el mundo— a actualizarlos.
Y no sólo por seguridad, por productividad y por eficiencia sino también por “imagen”. Según una encuesta realizada por Microsoft, casi las dos terceras partes de los encuestados indicaron que una pequeña empresa se percibe como desfasada si el sistema operativo o sus ordenadores tienen una antigüedad de entre 5 y 10 años.
En el caso de que una empresa quiera seguir utilizando XP u Office 2003, incurrirá en mayores costes y una menor productividad. Según el mismo informe, los pequeños negocios gastarán una media de 427 dólares en reparaciones de PCs con una antigüedad superior a los cuatro años, sin mencionar las horas de productividad perdidas en la resolución de problemas.
La seguridad es otro factor clave: un informe realizado por el equipo Trustworthy Computing de Microsoft ha demostrado que Windows XP es cinco veces más susceptible de sufrir infecciones por virus y ataques con éxito que Windows 8.1.
Por último, los desarrolladores no seguirán lanzando nuevas aplicaciones, lo que provocará que las empresas podrán ver mermada su competitividad.