¿Qué tiene más valor? ¿Todas las fábricas de Coca Cola alrededor del mundo o la marca en sí misma? Si ha escogido la última, está en lo cierto. La imagen de marca es el aspecto más importante de cualquier negocio y con la última ronda de regulaciones y leyes de datos de relevancia internacional, las marcas deben actuar con cautela o arriesgarse a dañarla.
Por tanto, es un buen momento para reflexionar sobre las prioridades e imperativos que las empresas necesitan tener en marcha en la era de la regulación de datos. Esto será vital para proteger, no sólo los datos de sus clientes, sino también su reputación.
La prioridad de la privacidad
Las organizaciones que no den prioridad a la privacidad de los datos y a la protección de los activos de su empresa, incluidos los datos de los clientes, corren el riesgo de caer en un lío financiero, con graves daños que afectarán, no sólo a los beneficios netos, sino también a la reputación de la marca.
Se espera que las empresas asuman la responsabilidad de proteger los datos de sus clientes, y si no se cumple esta expectativa, la marca perderá inevitablemente credibilidad. La percepción del público, junto con unas regulaciones más estrictas, son dos variables a las que las empresas deben prestar especial atención.
Incluso las marcas más emblemáticas pueden fallar en la era de la regulación de datos; sin embargo, lo que es peor es el impacto negativo en el sentimiento del público hacia la marca.
Las empresas tienen razón al preocuparse por las repercusiones financieras de este incumplimiento de la normativa, pero lo que debería preocuparles más es la pérdida de confianza en la marca. Ésta seguirá siendo un factor diferenciador clave a medida que los consumidores sean más conscientes de cómo se están utilizando sus datos y es crucial que los líderes empresariales se sienten alrededor de la mesa directiva de la empresa para involucrarse en esto.
El imperativo de la gestión de datos
Si bien existe el temor de infringir nuevas normativas, es fundamental que las empresas establezcan los sistemas adecuados para mitigar los riesgos asociados a las infracciones de datos, como el robo y la pérdida permanente de los mismos. La seguridad del perímetro siempre será un método estándar de defensa, pero sin un sistema de copia de seguridad y recuperación, las organizaciones no pueden garantizar plenamente la seguridad de sus datos y los de sus clientes.
Una sólida gestión de datos es esencial para el funcionamiento de cualquier negocio, especialmente con la proliferación de plataformas y tecnologías digitales que utilizan los datos personales de los clientes para proporcionar experiencias personalizadas.
En última instancia, se trata de lo bien que una empresa puede gestionar la seguridad y la privacidad de los datos de sus clientes, y sin un plan de backup, corre el riesgo de perder tanto los datos de sus clientes como una parte de su reputación.
El nexo de unión entre la privacidad de los datos y la seguridad
La era de la regulación global de datos está a la vuelta de la esquina y las empresas se han encontrado con el nexo entre la privacidad y la seguridad de los datos a medida que se abren paso a través del cambiante panorama regulatorio europeo.
La privacidad de los datos, ya sea impulsada por GDPR u otras regulaciones, debe ser la piedra angular de la estrategia de gestión de datos de una empresa. Las organizaciones que tienen en cuenta el cumplimiento de las normativas backup y recuperación eficaz evitarán los problemas financieros y de reputación, pero también se encontrarán casi en un nirvana de datos en el que podrán utilizar de forma más eficaz y rápida los activos de los que son propietarios para obtener una ventaja competitiva clave frente a sus competidores.
En 2019 y más allá, es responsabilidad de todas las empresas desempeñar el papel de custodio de datos. Una marca en la que se puede confiar siempre será capaz de mantener una buena reputación. Se puede decir con confianza que una buena gestión de datos es, de hecho, la clave para mantener la reputación de la marca en la era digital.
Iván Abad, technical services manager de Commvault