No hay camino más fácil que el conocido ni senda más sencilla que la ya transitada. Sobre todo, si conduce a casa. Aunque sea de noche y el cansancio apriete, mañana todos lo tenemos claro. Solo basta el GPS de una estrella. Un rastro de luz que conduce, a cada uno de nosotros, a nuestra particular tierra palestina. Un Bethlehem único en el que la latitud y la longitud la marca el corazón. No hay pérdida.
Felices Pascuas. Feliz Navidad.