Es la única etiqueta del mundo en la que cabemos todos (y todas). Sin distinciones. En un año 2015 duro, complicado y con una enorme carga de dolor, queremos reivindicar, a pesar de todo, que la Navidad tiene espacio para todos. Independientemente de credos, ideologías o preferencias. Aunque algunos (o algunas) quieran desterrar su nombre de las calles y de las vacaciones; y otros (y otras) ordenen EREs en los belenes. El significado y la magia de la Navidad siempre están a buen recaudo. Y al alcance de todos.
Feliz Navidad.