Alicia Richart, directora general de DigitalES, afirma que “lo que identificamos es que la brecha no está tanto en el acceso a esos empleos como en la propia formación en carreras STEM”. Asimismo, la directiva habla sobre cómo «el síndrome impostor» o la «brecha de ambición» son “comportamientos de la personalidad que afectan especialmente a las mujeres».
Por otro lado, Richart está convencida de la necesidad de mejorar la orientación educativa desde edades tempranas porque tal y como se desprende de un estudio realizado por DigitalES las “chicas muestran una menor confianza en sí mismas que los chicos”.
El último informe “Mujeres en la economía digital en España 2018”, presentado por DigitalES, señalaba que solo el 2 % de las mujeres ocupadas trabajan en el sector tecnológico y digital, a pesar de que en los últimos años se están llevando desde las instituciones públicas y las empresas privadas diferentes iniciativas para eliminar esa barrera. A su juicio y desde su experiencia, ¿qué barreras se han eliminado y cuáles quedan por salvar para la total incorporación de la mujer al sector tecnológico?
Es una carrera de fondo, y responde a muchos factores que no siempre están identificados. En DigitalES hemos estudiado el fenómeno y hemos visto que la brecha no está tanto en el acceso a esos empleos como en la propia formación en carreras STEM. Es decir, parece que cuesta más que los chicos y chicas elijan estudios tecnológicos en comparación con otros, y esta brecha afecta más a mujeres que a hombres. En nuetro informe «La mujer en la economía digital» analizamos esto. Mientras que en la universidad las chicas forman el colectivo mayoritario (55 %) la representación de éstas en las ingenierías no superó el 25 % en 2018.
Entre las principales razones de este techo de cristal en el sector están los estereotipos de género, que atribuyen cualidades innatas a cada de uno de los géneros, algunas muy relevantes para el ascenso profesional. Aspectos como «síndrome impostor» o de la «brecha de ambición», son comportamientos de la personalidad que afectan especialmente a las mujeres.
A pesar de los esfuerzos que las compañías tecnológicas están haciendo en los últimos años para motivar el estudio de las carreras STEM entre las niñas, sigue sin dar los resultados esperados. ¿A qué cree usted que es debido?
Los estereotipos y las expectativas de la sociedad aún son determinantes a la hora de escoger los estudios superiores. El año pasado publicamos el informe `El desafío de las vocaciones STEM´ donde detectamos que el 73 % de los alumnos reconoce tener dificultades para entender las matemáticas y solo el 3 % de los profesores está especializado en matemáticas o materias tecnológicas. Hace falta un trabajo en la formación del profesorado también, además de la propia orientación educativa desde edades tempranas. Hemos identificado que las chicas muestran menor confianza en sí mismas que los chicos, al reconocer que tienen más dificultades que ellos para entender las matemáticas y resolver problemas (78 % vs 67 %). Las chicas con modelos femeninos en el campo científico-tecnológico muestran un índice de interés en materias STEM superior al de aquellas que no tienen ninguno (41 % vs 26 %).
La falta de orientación de los alumnos impacta desde edad temprana al tener que elegir un itinerario en el colegio hasta la elección de la carrera que desea estudiar al finalizar el bachillerato. El 25 % de los alumnos de secundaria, bachillerato y FP asegura que no escogería formarse en ramas STEM como Ingeniería y Arquitectura debido a que desconoce las oportunidades laborales que ofrece dicha rama. Necesitamos poner tecnología en todos los proyectos de las escuelas de forma trasversal, para aumentar su conocimiento y las oportunidades que ofrecen en el ámbito laboral.