La mayoría de las empresas ha adoptado estrategias cloud en mayor o menor medida. Y seguirá siendo un foco importante para las compañías. Según prevé IDC, en 2023 el 50 % de las organizaciones generará más del 40 % de sus ingresos a partir de productos y servicios digitales con la nube como una de las protagonistas. Sin embargo, uno de los retos es crear valor a largo plazo.
Ignacio López Monje, director regional de la división de negocio Enterprise Computing Solutions de Arrow para el Sur de Europa, explica que “la resiliencia de los modelos cloud proporciona flexibilidad a las empresas que pueden desarrollar operaciones en cualquier lugar y extraer ventajas para su negocio. Independientemente del tipo de nube, ya sea pública, privada o híbrida, la agilidad que proporciona la nube a las operaciones empresariales permite a los equipos de TI liberarse de problemas que ralentizan su desarrollo”.
El directivo continúa señalando que “gran parte del trabajo fácil para adoptar la nube ya se ha producido, por lo que ahora se presentan nuevas oportunidades para migrar las cargas de trabajo no nativas más complejas hacia el cloud, parte en la que los proveedores de soluciones y servicios de TI juegan un papel fundamental”.
Arrow ha identificado tres tendencias que pueden permitir a las compañías y los proveedores extraer valor de su estrategias. Una de ellas está en los contenedores que están ganando peso en el mercado, ya que permiten separar lo datos y las aplicaciones del sistema operativo y mover las cargas de trabajo a donde se necesiten. La “contenerización” de aplicaciones es un método de virtualización a nivel del sistema operativo que se utiliza para desplegar y ejecutar aplicaciones distribuidas sin la necesidad de desplegar una máquina virtual para cada aplicación.
López Monje señala que “el uso de contenedores permite a los equipos de desarrollo y operaciones reducir la fricción y los retrasos en el proceso de desarrollo, acelerar la entrega y mejorar la colaboración entre equipos”.
Otra de las tendencias es el uso de microservicios. Según un estudio, el 81 % de los lideres de TI encuestados utilizan actualmente microservicios en su empresa, siendo las empresas más grandes las que más probabilidades tienen de haberlos adoptado. De los que aún no los utilizan, más de la mitad prevé hacerlo durante el 2022. Los microservicios son un enfoque arquitectónico y organizativo nativo de la nube en el que el software se desarrolla sobre miniaplicaciones que se comunican entre sí a través de API, por lo que, si falla un componente, no afecta al resto. “Gracias al uso de contenedores, los microservicios pueden ofrecer módulos más pequeños que solo tienen una función, por lo que su combinación permite crear aplicaciones ágiles y escalables”, comenta López Monje.
La tercera tendencia es el edge computing, que traslada la computación del tráfico y los servicios cloud de la nube central al edge o borde de la red, es decir, más cerca de los usuarios y sus dispositivos. Tal y valora IDC, el modelo de edge computing se complementa a la perfección con las estrategias cloud basadas en la ejecución de sistemas de software de contenedores, ya que permite a las empresas ejecutar sus aplicaciones donde les resulte más conveniente sin que esto afecte al rendimiento operativo.
“La nube se ha vuelto esencial en los procesos de transformación digital y puede ofrecer a todo tipo de empresas, independientemente de su sector y tamaño, la posibilidad de crear valor a largo plazo para sus negocios. Los proveedores de servicios y soluciones de TI juegan un papel fundamental a la hora de ayudar a las empresas a dar el siguiente paso y empezar a desarrollar estas tendencias cloud. Contar con el apoyo de un partner que les ayude a gestionar, escalar y diferenciar su oferta cloud se vuelve fundamental para los actores del canal de TI, además de que, gracias a este apoyo, pueden acceder a las tecnologías emergentes y los mejores fabricantes para aportar exactamente lo que necesitan a sus clientes”, concluye el directivo.