Como bien recordaban los Monty Python, en su originalísima “La vida de Brian”, los romanos hicieron un porrón de cosas por “nosotros”. Sí, por una gran parte de los pueblos (naciones se llaman ahora) que poblamos extensos terrenos de Europa, África y el Oriente Medio. La lista, en la película, alcanzaba el alcantarillado, la sanidad, la enseñanza, el vino, el orden público, la irrigación, las carreteras y los baños públicos… Una enumeración, que podríamos hacer bastante interminable, y de la que hoy extraemos las vacaciones. Que también fueron “invento” romano.
Y aunque algunos piensen que no, seguimos hablando latín. Aquellos romanos apelaban a “vacationem” (procedente de vacatio, vacationis); a la que acompañaban del verbo “vaco” que significaba estar libre, desocupado. Aquel “vacationem” derivó en “vacaciones”; y aquel “vaco, vacare”, fluyó hasta nuestro “vagar” que, RAE mediante, significa “estar ocioso y tener tiempo y lugar suficiente para hacer algo”.
3.000 años después de aquel imperio, no solo seguimos siendo romanos (bueno, también árabes, celtas, íberos, fenicios, judíos…), sino que continuamos disfrutando de, sin duda, uno de sus más “acertados” inventos.
Descansen mucho y nos vemos a la vuelta.
Laetus vacationem