Los ciberdelincuentes han demostrado en el último año que son capaces de adaptarse a cualquier situación en tiempo récord. 2020 ha sido, para todos los expertos en ciberseguridad, el año en el que se han batido récords en ciberataques, tanto en número como en incidencia. De hecho, Eset ya anunció el pasado mes de febrero que los ataques de escritorio remoto aumentaron un 768 % entre el primer y el cuarto trimestre de 2020.
Durante este periodo en el que los hackers aprovecharon el auge del teletrabajo y la escasez de medidas de seguridad para conseguir el mayor número de víctimas posible sin importar el tamaño de las empresas. En este 2021 sigue la misma tendencia que el año anterior. Pero los malhechores emplean ataques cada vez más sofisticados y avanzados para sacar el mayor provecho.
Para hacer frente a estas amenazas las empresas necesitan soluciones capaces de hacer frente a estos ciberataques sin que interfieran en el ritmo diario de trabajo, por eso un simple antivirus ya no es suficiente. Actualmente las organizaciones deben identificar, detener y solucionar las brechas de seguridad. Además, necesitan mayor visibilidad sobre lo que ocurre en sus equipos para garantizar que las amenazas emergentes, los comportamientos de los empleados y las aplicaciones no deseadas no supongan ningún riesgo.
Del ojo de los hackers no se libra ninguna empresa, independientemente del tamaño. Por regla general se conocen más los ataques que sufren las grandes empresas, pero en España el 70 % de las pymes fueron objetivo de ciberataques en 2020, según advirtió la Guardia Civil. Con este escenario el objetivo de España en estos momentos es hacer frente a los ciberataques y reforzar la ciberseguridad.