“Me trató como una persona, independientemente de mi condición de mujer”. Lo aseguró ayer Margarita Salas, una de las ocho mujeres que ocupa alguna de las 46 sillas en la Real Academia Española, la única científica de la institución, para referirse al que fue su maestro y mentor, el premio Nobel de Medicina Severo Ochoa. Una excelente declaración y la mejor bandera que podemos enarbolar las mujeres para romper techos y quebrar prejuicios. La académica, conocida como la “Curie española”, pronunció la sentencia durante la jornada de ayer, 11 de febrero, cuando se celebraba el día internacional de la Mujer y la Niña en la ciencia.
El objetivo, lógicamente, es promover el gusto por las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas; en definitiva, cualquier disciplina con aroma científico, entre las mujeres… Y, sobre todo, las niñas. Y no hay nada más inspirador que promover el conocimiento de personas como Margarita Salas. Afortunadamente, no es la única. En la lista podrían aparecer también Susana Marcos, física, investigadora y directora del Instituto de Óptica del CSIC; Ángela Nieto, bióloga molecular y directora de la Unidad de Neurobiología del Desarrollo del Instituto de Neurociencias CSIC de la Universidad Miguel Hernández; Mara Dierssen, neurobióloga e investigadora del Programa Genes y Enfermedad del Centro de Regulación Genómica (CRG), de Barcelona; Capi Corrales, matemática, profesora del departamento de Álgebra de la Universidad Complutense e investigadora en teoría algebraica de números; Guadalupe Sabio, investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III; Nuria Oliver, ingeniera de Telecomunicaciones y directora científica de Multimedia en Telefónica I+D; o Concepción Llaguno que colaboró en la redacción del primer Plan Nacional de I+D.
También el gusto por la tecnología debe promoverse entre las niñas. En nuestro sector las féminas son legión en los puestos directivos y en todos y cada uno de los casos son activas defensoras de la promoción de este tipo de disciplinas entre las niñas (amén de cualquier otro). Y ellas también exhiben ejemplo: Helena Herrero (HP) es química, María José Talavera (VMware) y María José Miranda (NetApp) son ingenieras informáticas; Marta Martínez (IBM), Elena Mendoza (Avanade) y Rosa María García (Siemens) son matemáticas; y Rosa Díaz (Panda) es licenciada en ciencias exactas.
Nada mejor que su formación y sus trayectorias profesionales para mover a la vocación entre las niñas. Y sin necesidad de inventarse términos.