Se intensifica la actividad contra la piratería. BSA alcanzó el pasado 2016 una cifra récord de denuncias registradas en su portal: exactamente fueron 493, un 33 % más que en 2015, que desembocaron en 307 acciones legales, lo que ha incrementado la cifra en un 38 %. En los casos en los que se realizaron registros autorizados, el valor medio del fraude se situó en 294.409 euros.
La principal “fuente” de estas denuncias siguen siendo los exempleados de las empresas denunciadas: exactamente un 45 %. A continuación se colocan las compañías competidoras, que generan el 38 %; y las denuncias anónimas de los profesionales que siguen ejerciendo su labor en las compañías sospechosas del uso fraudulento del software.
Son las pymes las empresas que encabezan estas prácticas ilegales. El 13 % mueve su actividad en el área de la distribución y las ventas (13 %), la ingeniería y el diseño (10 %), la industria y manufactura (9 %) y la arquitectura (7 %).
Por regiones Madrid es la zona con más empresas fraudulentas (26 %), seguida de Cataluña (22 %), Andalucía (16 %) y Valencia (12 %).
En el lado positivo, BSA certifica que se ha producido un incremento del número de compañías que han regularizado su situación. Andrés Pi, portavoz de BSA en España, insiste en que el combate contra esta práctica requiere de la “combinación de actividades de divulgación, de acciones legales y de políticas públicas que aseguren una mejor gestión de un activo clave para los negocios como es el software”.
El índice actual de piratería en España se sitúa en el 44 %, que supone un descenso de un punto en relación a la última mediación, suponiendo una pérdida que supera los 800 millones de euros. La media europea, que se coloca en un 28 % es notablemente inferior, al igual que la que exhiben países como Estados Unidos o Canadá, que llega al 20 %. “Las empresas, especialmente las pymes, deben ser conscientes de los riesgos operativos, legales y de seguridad en los que incurren, y adoptar medidas de control y de gestión de sus programas de software”, reiteró Pi.