Mantiene la ciberseguridad un crecimiento en todos sus apartados de negocio. “Hay que seguir haciendo consciente a la capa directiva, sea en organismos públicos o en empresas privadas, de la importancia que tiene la ciberseguridad y de que existen regulaciones que les obliga a aplicarla”, recuerda Mario García, director general de Check Point Software en España y Portugal. “Lo bueno de la ciberseguridad es que, frente a otras tecnologías, no es algo opcional: si dejas huecos, lo pagas”.
El balance del negocio de la filial ibérica de Check Point Software es tremendamente positivo en los tres primeros trimestres. “Seguimos creciendo muy por encima de lo que lo hace la corporación”, desvela. “Las nuevas generaciones de los centros de datos que responden a las nuevas necesidades en materia de conexión o para adaptarse a los nuevos modelos de consumo exigen una protección mucho más allá del firewall con sistemas de detección avanzados, dinámicos y escalables, que hemos sabido implantar”. El otro vector de crecimiento ha sido la protección del correo electrónico y de las herramientas de colaboración. “Han crecido los ataques muy avanzados capaces de sortear el doble factor de autenticación y provocar que el usuario descargue el malware”. Una situación que no solo alcanza a las empresas grandes. “Se están diseñando ataques muy sofisticados, que hacen uso de la IA, lo que nos ha permitido mantener discusiones muy interesantes con muchos clientes para que detecten estas prácticas y se protejan”.
“Hay que proteger la IA y las aplicaciones que se desarrollen con ella”
En el negocio de Check Point Software, el segmento de las medianas cuentas exhibe muy buenos crecimientos desde hace años a través de partners medianos, especializados en este mercado. Un negocio que en la filial ibérica crece más rápido que en otros países. Mario García desvela que el proveedor está lanzando diferentes iniciativas, muchas de ellas en torno a los MSSP, “con éxito”. Un perfil al que la marca ha consagrado una estructura, a nivel mundial, para desplegar un programa específico para ellos. “No solo es una forma de abordar a la pyme: también los grandes integradores lanzan sus propias propuestas y trabajan para generar propuestas para abordar servicios de esa manera”.
La IA está impulsando las amenazas con efectos, malévolos, por ejemplo, en la cadena de suministro o en su capacidad para crear ciberataques autónomos o el malware adaptativo. “Tiene mil aristas diferentes”, explica Mario García. “Hay que controlar qué uso hacen las empresas de la IA para qué la utilizan sus empleados, si lo hacen correctamente y si están pasando información que no deberían”. A su juicio, los proveedores de ciberseguridad llevan cierta ventaja a los ciberdelincuentes. “Tenemos más profesionales, muy buenos, que llevan trabajando en esta tecnología durante muchos años. Es posible utilizar la IA para mejorar los productos y utilizarla, por tanto, para diseñar una defensa de una forma mucho más inteligente”. También para ser más eficiente. García detalla, por ejemplo, el diseño de un firewall autónomo, capaz de autoconfigurarse. “Nuestro WAF está basado en inteligencia artificial: no tiene firma, se autoconfigura y es mucho más efectivo para detener los ataques y para detectar qué es un ataque y qué no lo es”. Por último, alerta de la necesidad de proteger los servicios que hacen uso de ella. “Hay que proteger la IA y las aplicaciones que se desarrollen con ella”.



































































