Contar con una destructora es fundamental para una empresa, si tenemos en cuenta que con el GDPR debemos destruir, de forma apropiada, los documentos que ya no necesitamos, y tienen una información referencial, tanto para nosotros como para nuestros clientes. Así lo recuerda Héctor Barak, director general de la Fellowes para Iberia. En este sentido, la multinacional norteamericana tiene el privilegio de ser la inventora de la destructora personal y disponer de las destructoras consideradas como las más potentes del mundo.
Con un siglo de vida, su historia en nuestro país comenzó en el año 2003 porque, aunque contaba con presencia en las grandes cuentas del mundo de la papelería de la Península Ibérica, querían llegar a los consumidores, para lo que necesitaban presencia local.
Con una filosofía 100 % canal, tanto sus destructoras como sus productos ergonómicos, se distribuyen básicamente a través del canal de suministro de oficina, con unos 800 distribuidores, aunque también cuentan con mayoristas informáticos como Esprinet o Ingram Micro. Barak reconoce que, el número de mayoristas gira en torno a los 10, número que se verá ampliado en dos más en la próxima primavera.
Un canal al que este año desde Fellowes intentan transmitir la importancia de deshacerse de los documentos que la empresa ya no necesita y las diferencias a la hora de elegir una destructora, porque, tal y como el directivo asegura: “Es muy importante que nuestros distribuidores conozcan nuestros servicios y entiendan cómo cubrir las necesidades de nuestros clientes. Y más este año en el que hay que cumplir obligatoriamente con el GDPR. El canal tiene que hacer que los clientes cumplan la ley, cuiden de su reputación, y traten de forma segura los documentos que están operando con ellos”.