Rotos los límites donde aplica la tecnología y con los datos generados y procesados desde cualquier dispositivo, la necesidad de contar con computación, almacenamiento y redes en el “extremo” se ha tornado en una enorme oportunidad. Un extremo, el edge, que tiene que ser flexible, distribuido y debe estar definido por software; que se ha asentado como un componente más del puzle de la infraestructura tecnológica.
El crecimiento en este entorno está asegurado. De acuerdo con las previsiones de IDC, el gasto en edge computing a nivel mundial alcanzará los 208.000 millones de dólares en este 2023, lo que supone un crecimiento del 13,1 % respecto al pasado año, y que seguirá a un ritmo similar hasta 2026, con un volumen de negocio en torno a los 317.000 millones de euros.
Una tecnología en la que fabricantes y mayoristas han desarrollado un enorme foco. Schneider Electric y Vertiv, junto a V-Valley, mayorista de ambos, desgranan su apuesta en este mercado.
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