Decía Susanna Tamaro, la autora de aquel delicioso libro “Donde el corazón te lleve”, que cada ser humano vive de la riqueza de su propia diversidad. Una gran verdad. A apenas tres pasos del fin del 2023, la sentencia de la italiana nos va a permitir repasar la hermosa diversidad de calendarios de la que gozamos en este viejo planeta. Ya lo hicimos hace unos cuantos años pero, como últimamente el respeto a la diversidad está tan vejado, no está mal recordar que cada cultura, cada pueblo, arranca su año en fechas diferentes. Vivimos todos el mismo tiempo, pero no lo contamos igual. Gracias a Dios; el que elija cada uno, por supuesto.
No nos viene mal a los que nos regimos por el calendario gregoriano recordar que no debemos sentirnos el ombligo del mundo. Porque no es así. Aunque nos guiemos por el sol y sea el astro rey el que marca que sea en la medianoche del día 31 de diciembre el arranque de nuestro ejercicio.
13 días después es el momento marcado para que los ortodoxos, que siguen regidos por el calendario juliano que implantó Julio César, inauguren año. Su día uno será, por tanto, el 13 de enero. Ambos, gregorianos y julianos, eso sí, celebramos que se inicia el año 2024.
Echemos un vistazo a Oriente. El pasado 15 de septiembre los hebreos daban comienzo a su nuevo año, en su caso el que hace el 5784. Su día de año nuevo se denomina Rosh Chodesh y 10 días más tarde se celebra el Yom Kippur, una bellísima jornada dedicada al perdón.
En el calendario islámico (o hijri) el año nuevo conmemora la huida de su profeta, Mahoma, de la Meca para fundar la que sería la primera comunidad musulmana en Medina. Lo que ellos llaman Hégira. Ya celebraron el arranque de su año 1445 el 1 de Muharram que, en nuestro contar gregoriano, fue el pasado 19 de julio. Los árabes se mueven por la luna, nosotros por el sol.
Los hindúes celebran su año nuevo un par de días antes del festival de Diwali; una fiesta religiosa que se conoce como el festival de las luces. Una celebración que es un canto a la diversidad ya que reúne a creyentes del hinduismo, el budismo, el sijismo o el jainismo. Incluso es frecuente que los musulmanes y los cristianos se unan al jolgorio. Este año se celebró el pasado 12 de noviembre. Hermosa fiesta, por cierto, que debería servir de ejemplo ecuménico para saldar muchos de nuestros conflictos, por cierto.
Los “penúltimos” en unirse a la inauguración son los chinos. Ellos prefieren seguir un calendario híbrido, basado en el sol y la luna; y su año, que hace el 4722, dará comienzo el próximo 10 de febrero. Durante 15 días se celebra el hecho y millones de personas viajan hasta los lugares que les vieron nacer, lo que transforma al país es un inmenso río de eufóricos emigrantes.
Y, ya, los últimos, o quizás los primeros, según se observe, son los persas. Su calendario, que rige en Irán y en los países de su órbita, opta por el día del equinoccio de primavera para iniciar ejercicio. Su Nouruz, que así llaman a su celebración, será el próximo 21 de marzo, día en el que arrancará su 1402.
No son los únicos calendarios porque el mundo es enorme y está poblado por pueblos y razas diversas, pero sirven como minúscula muestra de la diversidad. Hermosa, casi siempre, como el mestizaje y la mezcla.
Feliz año nuevo
Shana tova
Aam saiid
Nav varsh ki subhkamna
Xin nian kuai le