Los negocios también son un arte ya que en ellos se mezcla la estética y la ética. Los negocios sin ética no son útiles. Grandes palabras de Alejandro Jodorowsky, gran artista (escritor, director de cine, guionista de comics…) para llamar la atención sobre la necesidad de reconsiderar la parte ética en los negocios en tiempos en los que las siglas ESG recorren y gobiernan el discurso empresarial en cada ocasión que se habla o se escribe sobre retos a los que las empresas nos enfrentamos. ¿A qué responden estas siglas?
La “E” de “enviroment” llama a cuidar el medio ambiente, a reducir la huella de carbono, a ser respetuosos con nuestro entorno en todas las iniciativas que se acometan. La pregunta, “¿esto que planteas es sostenible?”, nos da la respuesta a si una iniciativa se puede ejecutar o no. Hay todo un sector girando en torno a esta sigla. Bravo por él.
La “S” aglutina todo lo social. Todo lo relacionado con las personas y el impacto que la empresa causa sobre ellas y sobre la sociedad en conjunto. Así, comportamientos como el de Elon Musk al enviar un email a todos sus empleados de Twitter pidiéndoles que se vayan a casa y que en 7 días sabrán si siguen siendo empleados de Twitter o están en el paro, no es un comportamiento muy social. Musk, siendo fiel a esa falta de capacidad de ponerse en la piel del otro, no ha contemplado la S en su movimiento. Pero dejemos en paz a Elon por hoy.
La “G” responde a la buena gobernanza. Como líderes debemos ser transparentes, ecuánimes, justos, cumplir la ley, observar todas las regulaciones y velar por su cumplimiento. Y es la sigla en la que me gustaría detenerme. Leo en la prensa económica que las empresas están sufriendo grandes tensiones en sus tesorerías, tensiones que vienen fundamentalmente por la extensión de los plazos de pago de las grandes empresas y las AA.PP., que, a pesar de estar sujetas como cualquier otra empresa al cumplimiento de la Ley de Morosidad, la ignoran porque son los grandes y suponen que el pequeño lo va a aceptar si quiere trabajar para ellas. Al fin y al cabo, ¿qué pyme tiene el valor y los recursos para demandar al club del IBEX 35 y adláteres? Se une a ello en este momento el cerrojazo al crédito de muchos bancos comerciales, cuyos directores de sucursal tienen la pauta desde hace unos meses de no aumentar riesgo con la pyme. Entre los dos están estrangulando al tejido empresarial español porque las empresas mueren por la caja. Una empresa puede ser viable y rentable, tener una cartera de pedidos repleta y terminar solicitando concurso por no poder atender pagos, entre ellos, por supuesto, la devolución de préstamos a los bancos. Esta situación provoca a su vez una reacción en cadena que supone el cumplimiento de la profecía autocumplida de la economía: las malas perspectivas económicas hacen que el comportamiento de los agentes de mercado se modifique, inclinándose hacia ese mal augurio.
Por eso apelo a la ética en la empresa, en especial de las entidades financieras y operadores de renting. Es nuestra responsabilidad cumplir con la labor que se nos presupone, ya que ocupamos un espacio determinado en el ecosistema económico. Los que aportamos liquidez somos responsables del engrase adecuado de todos los engranajes, más allá del puro cortoplacismo ante la situación única que nos toca vivir. Porque, al final, si vamos un poco más allá del puro riesgo y ayudamos a la empresa que lo necesita, la supervivencia de la mayoría hará que la situación general mejore, y con ello todos nuestros ratios de morosidad.
Marco Frühauf, VP Sales Iberia y LATAM de GRENKE