La introducción de las TIC en las aulas representa para los proveedores un asunto que escapa de las meras fronteras de negocio. Situada la educación como el camino más recto que debe recorrer una sociedad para elevar su riqueza, las TIC se colocan como uno de los instrumentos para allanarlo. La apuesta de Samsung en este apartado lleva el nombre de Samsung Smart School y su cobertura va más allá de la “mera” tecnología. Una iniciativa de la que participan 38 colegios en España (equipados con tecnología de la marca coreana) y cuya última propuesta ha sido la creación de una guía práctica de la educación digital. Una guía realizada en colaboración con el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y que trata de poner negro sobre blanco algunas recomendaciones para que las TIC, de verdad, se conviertan en un instrumento al servicio de la educación. “No solo se trata de dar respuesta a qué hace una tableta en una escuela sino qué hace la escuela con la tableta”, explicó Cristobal Suárez, investigador de la Universidad de Valencia, la institución que ha realizado la guía a partir de las experiencias de 15 colegios que ya dijeron si al proyecto de Samsung. “La tableta, sin pedagogía, no funciona”.
Con la guía, lógicamente, y desde la experiencia, se trata de orientar al profesorado para que saque el máximo partido a las TIC. No es fácil ya que los retos son muchos; el primero, sin duda, dar respuesta al hecho de que la llegada de las TIC a las aulas representa un nuevo método de enseñanza y de aprendizaje. “Hay un cambio de paradigma educativo”, señaló José Luis Blanco, director general de evaluación y cooperación territorial del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. “Supone introducir cambios en el profesorado, en el centro educativo, en el alumnado y en las familias”. Incluso supone la incorporación de una nueva competencia: la digital. “Hay que enseñar a los alumnos esta nueva materia que también debe ser asimilada por el docente”, remató. Una competencia ya definida por el Ministerio y por las Comunidades Autónomas y que incluye una serie de cursos que serán impartidos para que el profesorado la logre.
La lista de recomendaciones alcanza las 13 y entre ellas no falta la apelación a la necesaria seguridad digital, la recuperación del juego como parte del aprendizaje o la alerta sobre la falta de alfabetización digital. “Los nativos digitales en ocasiones son huérfanos digitales ya que desconocen cómo hacer un uso útil de la tableta”, explicó Félix Serrano, director del instituto nacional de tecnologías educativas y de formación del profesorado del Ministerio de Educación. Además se reconoce la resistencia que existe en las familias y la soledad en la que trabajan los innovadores. “Hay que abrir el aula”, insistió Suárez.
La revolución del aula necesita un componente tecnológico pero sobre todo parece que faltan nuevos planteamientos pedagógicos. “Las TIC implican nuevos métodos de evaluación, por ejemplo, lo que supone un cambio en el profesorado, en los alumnos y en los padres”, recordó Blanco.
Sin embargo no hay que desdeñar el elemento tecnológico. Un componente que además del dispositivo alcanza la red de los centros y una adecuada conectividad. El Ministerio de Industria va a destinar 330 millones de euros a un plan de conectividad para los colegios que cuenten con fondos públicos.
No se olvida la evolución que deben sufrir los contenidos para adaptarse a este nuevo escenario. “Deben ser contenidos digitales no contenidos digitalizados”, se alertó por parte de los representantes del Ministerio. Una competencia que cae en manos de las editoriales, otro de los actores que también debe saber evolucionar.