La competitividad empresarial está ligada a la lucha contra el cibercrimen. En un mundo completamente digitalizado aquellas empresas que no cuenten con una estrategia de protección y lucha contra los delincuentes de la red van a ver seriamente dañada su competitividad. “La ciberseguridad está en la base de los procesos de negocio”, señaló Carmen Vela, secretaria de estado de investigación, desarrollo e innovación. “Y de las relaciones humanas futuras”, remató. La política participó, junto a un grupo de 15 especialistas en materia de ciberseguridad, en el seminario “España-Francia: ciberseguridad y competitividad empresarial”, organizado por Diálogo, una asociación que promueve la amistad hispano-francesa.
Una lucha contra el crimen que debe ser abordada de manera conjunta entre los poderes públicos y el segmento privado. “La ciberseguridad es un reto enorme en la colaboración público-privada”, resaltó la secretaria de estado.
Los riesgos alcanzan a todo el tejido industrial. Como recordó Jean-Yves Latournerie, asesor del gobierno francés para la lucha contra las ciberamenazas, los peligros abarcan desde la inutilización de los sistemas informáticos hasta el robo de datos o el daño a la reputación de las empresas. Los delitos en la Red son cuantificables. Y crecientes. Se calcula que su volumen actual puede moverse entre los 350.000 y los 500.000 millones de dólares en 2020 el montante abarcará la horquilla entre los 2 y los 3,5 billones de dólares.
El panorama se complica ante el hecho de que la ciberseguridad está sujeta a constantes cambios. “Es un fenómeno que compete a toda la sociedad”, recordó Fernando Sánchez, director del centro nacional para la protección de la infraestructura críticas (CNPIC). “Una empresa que quiera ser competitiva tiene que buscar su sitio en el ciberespacio”. Por tanto, la ciberseguridad debe empezar en la propia empresa y en el propio ciudadano. “Debe tomar conciencia de que está en juego no sólo su seguridad sino la de su entorno”. La sensibilización, por tanto, es clave.
En el seminario se denunció la falta de formación y de profesionales especializados en esta materia. “No se ve tan importante como para que forme parte del currículum de las universidades”, apuntó Latournerie.
El matrimonio seguridad y privacidad
Francisco Pérez, secretario general del INCIBE (Instituto Nacional de Ciberseguridad), recordó el debate permanente que hay en el ámbito de la lucha contra el crimen en Internet entre el derecho a la privacidad y la necesaria protección. “No es una relación estática”, aseguro. “Y deben ser los jueces quienes deben decidir, en caso de conflicto, qué derecho debe ser limitado en aras de un bien superior”. Insistió también en la necesidad de que las empresas interioricen en su estrategia de negocio la ciberseguridad. “La sociedad va a castigar a aquellas empresas que no integren en su ADN una estrategia de ciberseguridad”.
En esta lucha la colaboración y el flujo de información son claves. “Compartir información de los ataque es muy importante”, apuntó Isaac Gutiérrez, director corporativo del negocio de ciberseguridad en Prosegur. “Los malos siempre van por delante; por tanto la colaboración entre los diferentes agentes es fundamental”.