El reposo debe ser una conquista universal. Por su valor, debería ser recogido en la declaración universal de los derechos humanos y proclamado bien de interés terapéutico. Sin embargo, la realidad, como en tantas otras cosas, es otra.. Para una gran parte de la población mundial, el descanso es un bien tan escaso como el agua, la comida o el acceso a la medicina. Simplemente, no existe. Todos nosotros podemos hacer una lista, enorme, de países ubicados en África, Asia o América en los que una enorme parte de la población no conoce el sabor del reposo. El esfuerzo y el trabajo llenan sus 24 horas. Incluso, en nuestro entorno, hay personas que no han disfrutado nunca de unas merecidas vacaciones. Y junto a ellos, proclamando una vez más la desigualdad del mundo, ese puñado de “privilegiados” que viven instalados en la pereza y que alargan sus periodos de descanso una y otra vez. El mundo en estado puro.
Por ello, debemos honrar aún más nuestro tiempo de descanso y de reposo. Dar gracias por poder disfrutar de esos momentos y seguir trabajando en pos de su universalidad.