La pandemia de la covid-19 es una crisis humanitaria que está teniendo un gran impacto, tanto en las personas como en las diferentes comunidades de todo el mundo. Todos y cada uno de nosotros hemos sufrido sus consecuencias de una forma u otra. En este contexto, muchas personas se preguntan si la innovación sigue siendo relevante o si las empresas deberían simplemente «agachar la cabeza» y tratar de sobrevivir.
En momentos como este, la innovación es clave. De hecho, será una pieza esencial para la recuperación económica, instando a empresas y líderes empresariales a migrar hacia nuevos modelos de negocio vanguardistas. Dada la imprevisibilidad de los impactos a largo plazo de la covid-19, lo único que podemos afirmar con seguridad es que esta situación será un buen motivo para impulsar el cambio. Una nueva cultura de trabajo con nuevos valores que ofrecer, no solo para adaptarse, para prosperar.
En este sentido, ya estamos moviéndonos. Estamos viendo la aceleración de los cambios que, de otro modo, hubieran tardado mucho en convertirse en los protagonistas. Por ejemplo, están surgiendo nuevas formas de pago en comercios locales, que han tenido que adaptarse a la nueva situación. La digitalización ha venido para quedarse, eso está claro.
Cambios
Los cambios que se están produciendo son positivos, y la tecnología tiene mucho que ver en ello. El mismo teletrabajo nos ha abierto los ojos en relación a cómo la innovación nos ha hecho más productivos y comprometidos con nuestro trabajo, sin necesidad de reunirnos físicamente.
Todos los sectores se están viendo alterados positivamente de alguna forma u otra; industrias enteras han evolucionado. La “telemedicina” es la respuesta para cualquier problema de salud no crítico; los bancos han activado acciones para ayudar a los segmentos más vulnerables; el sector fintech se desarrolla con más fuerza que nunca; y, por su parte, el aumento del comercio electrónico y las opciones de distribución y logística, han posibilitado el resurgimiento de la tecnología en los almacenes.
La necesidad nos obliga a evolucionar. Nunca hubiéramos imaginado que la cadena de suministro de alimentos se rompiera en pleno siglo XXI. Ejemplos como el de EE. UU., donde existía una gran preocupación por el desabastecimiento de productos de primera necesidad, nos han abierto los ojos. Si en países desarrollados nos encontramos con esta situación, la tensión en los países más vulnerables se ha multiplicado. Estos hechos han servido como motor de innovación para crear salvoconductos que nos permitan evolucionar.
El nivel de incertidumbre al que nos enfrentamos es alto, pero nos estamos adaptando a un ritmo notable. No podemos predecir el futuro, pero, sin lugar a duda, somos muy conscientes de que el cambio es inminente. Cuando esta situación pase, miraremos atrás y veremos este período como una gran oportunidad para acelerar la innovación.
Shivani Govil, EVP emerging tech and ecosystem de Sage