En la actualidad, la transformación digital se ha convertido en algo prioritario para muchas organizaciones. La capacidad de aprovechar los datos y las tecnologías digitales de manera efectiva puede marcar la diferencia en términos de eficiencia operativa, seguridad y sostenibilidad. En este sentido, el edge computing ha surgido como una solución clave para habilitar operaciones conectadas y digitales más efectivas.
El edge computing se define como un marco de computación distribuida que acerca las aplicaciones empresariales a las fuentes de datos, como los dispositivos IoT y los servidores edge locales. Esta proximidad a los datos desde su origen proporciona importantes ventajas para las empresas. Por un lado, permite un procesamiento y análisis más rápidos de los datos, lo que se traduce en tiempos de respuesta más cortos. Además, al procesar los datos cerca de donde se generan, se evitan los problemas de ancho de banda y de latencia que surgen al enviar todos los datos a un centro de datos centralizado o a la nube.
La importancia del edge computing en la transformación digital no puede subestimarse. Según un estudio de IDC, el 65 % de las empresas del Global 2000 incorporarán prácticas de gestión de datos, seguridad y redes edge en sus planes de protección de datos para el año 2024. Esto demuestra el creciente reconocimiento de los beneficios que el edge computing puede aportar a las organizaciones.
Una de las principales ventajas del edge computing es su capacidad para digitalizar y conectar activos y datos operativos a través de los silos tradicionales. Al aprovechar estos datos, las empresas pueden obtener información valiosa para optimizar sus procesos y mejorar la toma de decisiones. Además, el edge computing permite la implementación de modelos de trabajo distribuidos en remoto y on-site, lo que proporciona una mayor flexibilidad y resiliencia en las operaciones.
Retos a abordar
Sin embargo, la implementación del edge computing también plantea algunos desafíos que deben abordarse.
Uno de ellos es garantizar la disponibilidad de energía y conectividad en entornos distribuidos. Las ubicaciones remotas pueden tener una conectividad deficiente o enfrentar interrupciones en el suministro eléctrico. Para solucionarlos, las empresas deben desarrollar una infraestructura sólida que incluya armarios rack, sistemas de alimentación ininterrumpida (SAI) y micro data centers.
Otro reto es la gestión del rendimiento y la seguridad en entornos distribuidos. Puesto que muchas ubicaciones de edge computing no tienen un equipo de IT dedicado, es fundamental contar con un buen enfoque de monitorización y gestión remota. Ya existen soluciones de software innovadoras para proporcionar visibilidad en tiempo real, evaluar el rendimiento, generar alarmas instantáneas y ofrecer recomendaciones basadas en inteligencia artificial. Esta monitorización puede incluir aspectos ambientales como la temperatura y la humedad, así como el estado de la batería del SAI.
Por último, cabe abordar la falta de habilidades y conocimientos especializados. Una solución efectiva es establecer colaboraciones con proveedores de soluciones IT especializados en edge computing. Estos pueden ofrecer soluciones y recursos que faciliten la implementación y la gestión de infraestructuras de edge computing. Además, cada vez más empresas optan por adquirir soluciones tecnológicas en modelos «as a service».
En conclusión, el edge computing ofrece una alternativa eficiente y escalable para la gestión de datos en entornos distribuidos. Una vez abordados y superados los retos que puede conllevar, las empresas podrán aprovechar al máximo todas las ventajas del edge computing y lograr operaciones conectadas, eficientes y resilientes en la era digital.