Hace un año V-Valley estrenaba estructura en España, otorgando una mayor independencia a cada una de sus cuatro líneas de negocio de mayor valor, entre las que se contaba la seguridad. Al mismo tiempo, se nutría a este apartado de un grupo de profesionales, experimentados, que aterrizaban en el mayorista para desarrollar este rentable mercado. A pesar de la “juventud” de la división, el objetivo que se persigue es muy ambicioso: liderar en tres años el negocio de la seguridad en el canal.
La buena salud de la que goza el mercado de la seguridad hace que sea un segmento muy nutrido de compañías; tanto en el escalón de las marcas como en el canal. Eduard Alegre, territory business developer enterprise security division, reconoce que es complicado diferenciarse. En el caso de V-Valley, explica que cada una de las divisions funciona como un mayorista especializado. Ahora bien, especifica, “sabemos aprovechar las sinergias entre todas ellas para poder acometer proyectos de manera conjunta”. No olvida referirse a la potente cobertura que se le abre por pertenecer al grupo Esprinet, con el acceso que tienen sus clientes a los servicios financieros, logísticos y de marketing del mayorista.
Alegre reconoce que los retos que se plantean en el mercado de la seguridad no son sencillos. Se trata de un apartado, complejo ante el amplio y sofisticado panorama de amenazas, en el que existe una enorme fragmentación, con múltiples soluciones y proveedores. La labor del mayorista, no exenta de dificultad, es asesorar a sus clientes para ayudarles a conformar su propia oferta. “Debemos asesorarles acerca de cuáles son las soluciones que mejor se adaptan a su manera de hacer, a su modelo de licenciamiento, a su territorio o a sus clientes”, explica Alegre.