«Apple ha crecido como una mala hierba», fue la frase de presentación del difunto Steve Jobs en el ayuntamiento de Cupertino (California), para llevar a cabo uno de sus proyectos más ambiciosos: la famosa ‘nave espacial’ en la que querían convertir sus oficinas. Esta especie de platillo volante, diseñado por el arquitecto británico Norman Foster, ya tiene luz verde para comenzar su construcción. El ayuntamiento ha aceptado la extravagante solicitud de Apple a cambio de subir los impuestos a la compañía. A partir de ahora, Apple tendrán que añadir a su actual recibo fiscal, dos millones de dólares más al año, lo que supondrá un aumento del 4 % en los ingresos del municipio de Cupertino que ayudarán a los responsables del mismo a atajar los problemas de tráfico derivados de la construcción de las oficinas de la compañía.
Además, los terrenos que sustentarán el edificio envuelto en placas de vidrio cóncavo construidas a medida por la empresa alemana Seele, tenían un importante valor sentimental para el difunto Jobs, pues en ellos estuvieron las oficinas de otro gigante del sector, Hewlett-Packard. HP situó en estos terrenos su división de sistemas informáticos pocos meses después de que Bill Hewlett ofreciera su primer empleo a Steve Jobs.
Hasta 2016, aproximadamente, no hay previsión de que la sede de Apple abra sus puertas.