La marca ha cerrado el año, a nivel mundial, con un crecimiento en su volumen de negocio del 7 %, gracias a los 59.400 millones de dólares cosechados. Sin embargo, ha sufrido un descenso del 10 % en su beneficio neto: 10.300 millones de dólares en el pasado ejercicio, mientras que en 2015 alcanzó los 11.400. En este apartado, Intel contabilizó que el beneficio neto por acción entre enero y diciembre fue de 2,12 dólares, frente a los 2,33 del año anterior.
Desgranados los resultados por área de negocio, el mayor peso sigue estando en el negocio vinculado con el client computing que ha facturado 32.900 millones de dólares. Después se sitúa el área del centro de datos, que ha conseguido facturar 17.200 millones de dólares. Las áreas más pequeñas se identifican con el mercado relacionado con el Internet de las cosas (2.600 millones de dólares), la seguridad (2.200 millones de dólares), Non-Volatile Memory Solution (2.600 millones de dólares) y Group Programmable Solutions Group (1.700 millones de dólares).
En el trimestre que cerraba el año, Intel consiguió facturar 16.400 millones de dólares y unos beneficios netos de 3.600 millones; ambos conceptos por debajo de lo que se facturó en 2015. En lo que se refiere a las áreas de actividad, el área de client computing facturó 9.100 millones de dólares, el centro de datos 4.700 millones de dólares, Internet de las cosas, 4.700 millones de dólares, Non-Volatile Memory Solution (816 millones de dólares) y Group Programmable Solutions Group (420 millones de dólares).
Brian Krzanich, CEO de Intel, se mostró satisfecho con el comportamiento de Intel durante 2016. “Hemos pasos importantes para acelerar nuestra estrategia y reorientar nuestros recursos al mismo tiempo que lanzamos nuevos productos, integrando con éxito Altera e invirtiendo en oportunidades de crecimiento”.