Arrancaron sujetos a la muñeca pero han crecido hasta colonizar cualquier ubicación corporal donde sea posible colocar una conexión, es decir, todas. La inteligencia, por obra y gracia del fenómeno del Internet de las cosas, se ha extendido por el mundo y los humanos nos hemos convertido en puntos de acceso. La culpa la tiene la famosa “tecnología vestible” —wearables en la lengua de Shakespeare— de la que se espera, según pronostica la consultora Strategy Aanalytics, un enorme crecimiento: en 2020 se venderán más de 150 millones de smartwatches, lo que representa un crecimiento 11 veces más rápido que el que han tenido tabletas o smartphones. David Alonso, director de B2B de Samsung en España; y Álvaro García, director de comunicación SEUR de Intel Corporation, ya se han vestido de tecnología.
La tecnología para llevar puesta, ¿qué está aportando al mercado?
Constituye una nueva generación de dispositivos móviles, centrados en la libertad de movimientos y en la conectividad permanente. Es un fenómeno de gran trascendencia por su vinculación con el desarrollo del Internet de la Cosas (IoT). Tendrán un papel decisivo en la comunicación entre personas y máquinas en las ciudades inteligentes. En el ámbito del hogar inteligente, los wearables también mejorarán la vida de las personas.
Dentro de su estrategia, ¿qué importancia tiene el desarrollo de esta tecnología?
Samsung está redefiniendo el mercado de wearables. Fuimos líderes en el segmento de smartwatches en 2014 y nuestro Samsung Gear S fue el primer reloj inteligente con conexión 3G.
¿Cuáles son sus puntas de lanza en este apartado?
La apuesta más potente es Samsung Gear S, que permite a los usuarios leer mensajes de un solo vistazo, realizar y recibir llamadas, responder a las notificaciones en redes sociales o consultar su calendario, sin necesidad de llevar consigo el smartphone. Existen más de 1.000 aplicaciones (disponibles en Gear App Store) compatibles con él.
El otro dispositivo es Samsung Gear VR, el primer dispositivo de realidad virtual conectado a los smartphones premium. Permite disfrutar de una gran variedad de contenidos y experiencias audiovisuales, incluyendo películas, juegos, vídeo en 360º y contenidos educativos y experimentales. Además de su aplicación como experiencia de entretenimiento, Gear VR abre nuevas posibilidades de uso empresarial.
En el mercado español, ¿qué oportunidades de negocio concretas ve y a qué tipo de usuarios van dedicados estos dispositivos?
Las posibilidades de crecimiento son significativas. En el caso de los smartwatches, la expansión va a ser más rápida ya que se trata de dispositivos que encajan a la perfección con el estilo de vida digital actual y ofrecen una gran cantidad de aplicaciones.
En el caso de la realidad virtual se trata de un mercado más innovador que por ahora despierta el interés de los más apasionados por los avances tecnológicos.
España, ¿un paso por detrás?
No es nuestra percepción. Los usuarios españoles han abrazado la movilidad con entusiasmo y los dispositivos wearables seguirán creciendo.
La proliferación de estos dispositivos lleva aparejada un gran problema: la seguridad. ¿De qué manera se contempla?
El despegue de la movilidad está muy ligado a los avances en seguridad. Con la plataforma Samsung KNOX, Samsung ofrece a los usuarios, especialmente en ámbitos profesionales, la tranquilidad que necesitan para utilizar sus dispositivos móviles. En el ámbito empresarial, hemos cerrado una nueva alianza con Blackberry para que nuestros dispositivos móviles se combinen con su solución de gestión de la movilidad.
Tras la irrupción de un buen número de productos, ¿será una línea que se consolidará en los próximos meses o habrá más ruido que nueces de negocio?
Solo sobrevivirán las propuestas sólidas que ofrezcan un valor real a los usuarios. Samsung invierte importantes recursos en I+D para desarrollar productos que se ajusten a las necesidades de los consumidores.
Ahora esta tecnología se centra en los relojes inteligentes, pero también hay pulseras, ropa o gafas. ¿Hacia dónde discurrirá el futuro?
Samsung está poniendo el foco tanto en el uso de la tecnología wearable dentro de las empresas como en el desarrollo de los hogares inteligentes. En el campo profesional, permitirá a los empleados organizarse mejor, estar mejor informados y ser más eficientes. Será cada vez más común en entornos como las oficinas, los centros de formación y los centros sanitarios.
Respecto al hogar inteligente, permitirá “aprender” de las preferencias y necesidades de los usuarios para facilitar tareas cotidianas.
La tecnología para llevar puesta, ¿qué está aportando al mercado?¿Puede cambiar la sociedad?
Los vestibles están experimentando una evolución constante. A corto plazo representan la extensión natural de un modelo de uso que el usuario ya considera natural, una extensión de sus dispositivos móviles y la capacidad de medir o evaluar nuestra actividad. A medio y largo plazo serán dispositivos necesarios para interaccionar con nuestro entorno inteligente y pondrán a nuestra disposición información y datos que de otra forma serian invisibles. Se espera que en 2020 haya más de 50.000 millones de dispositivos vestibles conectados que generarán alrededor de 35 zetabytes de datos. Tendremos que saber cómo extraer el valor de estos datos en tiempo real.
Dentro de su estrategia, ¿qué importancia tiene el desarrollo de esta tecnología? ¿Es un área estratégica?
Son una parte fundamental de nuestro deseo de que todo esté conectado (Internet de las Cosas). Es interesante ver estos dispositivos dentro de un entorno en el que prácticamente todo está conectado, es decir, es inteligente. En un futuro estos dispositivos actuarán como interfaz con toda esa inteligencia que nos rodea.
¿De qué manera concreta se ha materializado esta apuesta?¿Cuáles son sus puntas de lanza en este apartado?
En el último Consumer Electronic Show presentamos el módulo Intel Curie, un producto del tamaño de un botón basado en el primer SoC (system-on-chip o sistema integrado en un chip) de la compañía específicamente diseñado para dispositivos vestibles. La comercialización del módulo está prevista para la segunda mitad de este año.
Además, Intel ha anunciado múltiples productos e iniciativas de la mano de diversas marcas del mundo de la moda, el deporte y el estilo, como es el acuerdo de colaboración con Google y Tag Heuer para desarrollar un smartwatch suizo, Basis Peak, el acuerdo con Fossil Group, la pulsera inteligente MICA creada en colaboración con la marca de moda Opening Ceremony, el acuerdo con Luxottica Group, los auriculares SMS Audio y el desafío “Make it Wearable”.
En el mercado español, ¿qué oportunidades de negocio concretas ve y a qué tipo de usuarios van dedicados estos dispositivos?
Estamos viendo cómo los dispositivos vestibles están llegando al usuario final en forma, principalmente, de relojes inteligentes y de dispositivos que nos ayudan a mejorar nuestro rendimiento al realizar actividades deportivas. Pero el límite está en la imaginación del usuario y el desarrollador. Por eso vamos a impulsar la segunda edición del Reto Edison, en el que abrimos nuestra tecnología a los desarrolladores nacionales para que realicen proyectos y diseños.
España, ¿un paso por detrás?
Ni mucho menos. Ya en la primera edición del reto “Make it wearable” tuvimos representación española entre los 10 finalistas a nivel global. Además, el proyecto español es uno de los que va tomando forma y la empresa desarrolladora (First V1sion) tiene prevista su comercialización.
La proliferación de estos dispositivos lleva aparejada un gran problema: la seguridad. ¿De qué manera se contempla este elemento?
La seguridad es un punto clave y en la forma en la que se comparten los datos que generamos a través de ellos. Desde Intel proporcionamos sistemas de seguridad tanto en el dispositivo como en el centro de datos para que la privacidad de los usuarios no se vea comprometida en ninguna de las etapas.
Tras la irrupción de un buen número de productos, ¿será una línea que se consolidará en los próximos meses o habrá más ruido que nueces de negocio?
La tecnología vestible está en su fase de “nacimiento” y el usuario final está empezando a percibir las ventajas. Es cuestión de tiempo que los desarrolladores y las empresas empiecen a comercializar productos que satisfagan las necesidades de los usuarios.
Ahora esta tecnología se centra en los relojes inteligentes, pero también hay pulseras, ropa o gafas. ¿Hacia dónde discurrirá el futuro?
Hay proyectos muy interesantes más allá de los relojes y pulseras inteligentes. El año pasado en el reto Make It Wearable se presentaron inventos como Nixie, un drone-pulsera.