La marca ha cerrado su tercer trimestre fiscal con un montante final de 21.700 millones de dólares, lo que supone un crecimiento del 6 % en relación al año pasado. La mala noticia viene del asiento más importante de la caja, los beneficios, que caen un 12 %.
Como “explicación”, la marca recuerda que se han incluido los gastos generados por la reestructuración producida tras la compra de Nokia (190 millones de dólares) así como la recuperada fortaleza del dólar frente a otras monedas, pero los números cantan: así el negocio OEM de Windows es el principal responsable de la caída de doble dígito de los beneficios. Los ingresos de Windows OEM Pro caen un 19 %, que en el caso de los no-Pro desciende la sima hasta un 26 %. Tampoco se comportan bien las licencias de volumen de Windows que bajan un 2 %.
La nube, en el otro lado de la balanza, se erige como la tabla de salvación. Los ingresos de la nube en el lado empresarial crecen un 106 %, dirigidos por el negocio relacionado con el Office 365, Azure y Dynamics CRO Online. Se calcula que las suscripciones a Office 365 han alcanzado los 12,4 millones, lo que supone un ascenso del 35 %. Un ascenso que ha tenido su lado negativo en el descenso del 2 % en el negocio tradicional de los productos empresariales de Office, con una paralización tras el refresco de XP.
En el área de los servidores y los servicios asociados el crecimiento es del 12 %, con las versiones Premium de Windows Server, System Center Server y SQL Server creciendo un 25 %.
Llaman la atención el ascenso de la familia Surface, el 44 %, gracias a los 713 millones de dólares cosechados.