Cuán importantes son las ventanas. Esas necesarias aberturas, que rompen la solidez de muros y paredes, y que se encargan de facilitar la entrada de la luz y del aire.
Cuán necesarias son las ventanas. Esas hendiduras que te asoman a una calle, a un río, a un puente, a un mar o a una montaña. Y que ayudan a mirar la vida.
Cuán vitales son las ventanas. Esos orificios que nos abren a los otros. Que nos permiten observar las fiestas, las farras, el jolgorio o la juerga. Y también el llanto, la pena y la desgracia. Y las guerras y los pactos de paz.
Cuánto tienen de esperanza las ventanas. Simbolizan la espera y permiten observar el horizonte. Ver más allá de los límites de tu casa y de tu realidad. Para diseñar nuevas grandezas y dar forma a los sueños.
Testigos de vida son las ventanas. Abran las suyas, en cualquier pueblo del mundo, y en este estío, asómense al descanso.