Las mayorías absolutas ya no rigen en el segmento de las TI. Ni siquiera el bipartidismo de proveedores. La “irrupción” de la nube ha acelerado un proceso de gestión de la infraestructura TI en las empresas en el que, cada vez más, imperan los Pactos de Estado. Y no sólo por la participación de un cada vez mayor número de actores (integradores, consultores o proveedores de servicio) sino también porque se hace obligatorio el equilibrio entre las infraestructuras tradicionales y los nuevos servicios que trae aparejada la nube.
Se impone, por tanto, un modelo híbrido de gestión en el que el entendimiento es obligatorio. Nada que no deba suceder en otros ámbitos. Fujitsu está por este tipo de pactos y exhibe la libertad de elección del cliente como pilar. “Va a escoger lo que mejor se adapte a su negocio”, recuerda Alejandro Rosell, arquitecto de soluciones cloud de Fujitsu. Una libertad que abre numerosos retos a los actores TI. La integración y la gestión unificada inauguran la lista. “Hay que evitar volver a caer en el desarrollo de silos independientes”, alerta. Junto a este dúo, unos cuantos riesgos (referentes a la seguridad o a la gestión comercial) y el cálculo de los costes, tarea que incrementa su complejidad cuando la empresa contrata modelos de suscripción. Para lograr una adecuada gestión, Fujitsu cuenta, desde hace tiempo, con una metodología que abarca desde la consultoría hasta la integración TI, pasando por un análisis de qué servicios deben permanecer en casa y cuáles deben ubicarse en un entorno de nube. “Hay que trabajar con las personas, los procesos y las herramientas”, enumera. “Un solo proveedor no va a ser capaz de suministrar todos los elementos”, remata.
Además del modelo de aproximación al mercado (en el que colaboran con un buen número de socios tecnológicos), el gusto por el pacto se observa en su apuesta por herramientas de colaboración con la comunidad de Open Source o en su plataforma Fujitsu Cloud Services Management, que permite la gestión de entornos multicloud. Desempeña la compañía un papel de “broker” de servicios, integrando opciones de terceros. “El cliente no es de nadie”, remata. Como los ciudadanos…