Las organizaciones españolas han adoptado ampliamente las interfaces de programación de aplicaciones (API), lo que permite que las aplicaciones, móviles o web, accedan a datos y servicios a través de una red, incluyendo Internet. Estos datos se desprenden del “APIs and the Digital Enterprise: From Operational Efficiency to Digital Disruption”, realizado por la firma analista de TI Freeform Dynamics y patrocinado por CA Technologies. El estudio, realizado mediante entrevistas a 1.442 ejecutivos de todo el mundo, revela que un 81 % de las empresas españolas utiliza las API para integrar sistemas de back office, el 75 % para construir aplicaciones móviles y el 73 % para construir aplicaciones web multifunción.
Entre los motivos actuales y futuros para utilizar las API se encuentran el deseo de optimizar las cadenas de suministro y demanda (83 %), la exploración de nuevos modelos de negocio (81 %), la entrega de mejores o nuevas experiencias de cliente (80 %) o entregar más rápido aplicaciones móviles o web que mejoren los ingresos (79 %).
A pesar de estos datos, un poco más de un tercio de los encuestados (36 %) tienen las capacidades necesarias para extraer el máximo valor de las API. Y sólo un 21 % ha encontrado a los proveedores adecuados que ofrezcan conocimiento y ayuda, únicamente un 26 % ha definido el valor de las API en términos de negocio, y sólo un 27 % ha incorporado una masa crítica de desarrolladores en sus programas de API.
“Las API son un componente esencial para el éxito en la economía de las aplicaciones. Sin embargo, el mero hecho de utilizar las API no es suficiente. Al igual que ocurre con otros productos, las API han de ser creadas, gestionadas, controladas y aseguradas de la forma adecuada», explica Rahim Bhatia, director general, Developer Products, CA Technologies.
España comprada con otros países europeos, según el índice de capacitación en API creado por Freeform Dynamics, está bien situada. Un 36 % de los encuestados se sítúa en un nivel avanzado de soporte de las API, por encima de Suiza (33 %), Italia, (26 %) o Alemania (22 %). Tan sólo Gran Bretaña está por encima de España, con un 41 %. En cuanto al resto de organizaciones españolas, un 32 % se sitúan en el nivel básico y otro 32 % en el nivel limitado.