En su mayoría de edad, el informe que anualmente presenta Telefónica sobre la Sociedad de la Información, ha decidido cambiar de nombre para denominarse, a partir de este momento, Sociedad Digital, porque tal y como quedó claro en la presentación del mismo, todo pasará a ser digital.
De sus conclusiones, sobre lo acontecido en 2017, podemos destacar la importancia de la inteligencia artificial, una de las bases para la sociedad digital en la que todo va a estar conectado en la cuarta revolución, con la tecnología abriendo paso a la sociedad cognitiva y la inteligencia artificial y el IoT como compañeros de viaje.
Somos una sociedad digital gracias a los servicios de la banda ancha de acceso móvil. Líderes en el despliegue de fibra óptica hasta el hogar, con más clientes que Alemania, Reino Unido, Francia e Italia juntos. Contamos con una cobertura de banda ancha de acceso móvil 3.5 G prácticamente en todos los hogares y una cobertura 4 G en el 94 % de los mismos, aunque en el informe se destaca la necesidad de ir adecuando las infraestructuras hacia el 5 G.
Las líneas móviles dominan, con un 103 % de penetración, con los jóvenes en los que prima la filosofía del mobile first. Y un gran incremento de aplicaciones móviles.
La conectividad excelente es uno de los grandes desafíos. Con el fin de conseguir el salto de la sociedad digital a la cognitiva, los operadores tendrán que desplegar las infraestructuras de telecomunicación para garantizar una conectividad por encima de 1 gigabit, que proporcione una experiencia de cliente y una gran calidad de extremo a extremo. Para alcanzar la sociedad del gigabit, hay que asegurar la conectividad ubicua, extremo a extremo y hogares con wifi perfecto, a una velocidad mínima de un gigabit de alta fiabilidad, soportada por redes rijas y móviles de gran robustez, se asegura en el documento presentado.
Entre otros retos, el informe habla de conseguir un mayor número de españoles con competencias digitales avanzadas, ya que en este momento estos solo ascienden al 31 % de la sociedad.
La ciberseguridad sigue siendo uno de los potenciales riesgos, si tenemos en cuenta que casi el 64 % de los ordenadores españoles tienen malware y un gran porcentaje de la población no es consciente de estas vulnerabilidades.
Por otro lado, se consolida el comercio electrónico. La economía colaborativa toma posiciones. El bitcoin sigue despertando una gran expectación, así como el blockchain, fruto del cual ha nacido el consorcio multisectorial Alastria, promovido por empresas e instituciones para establecer una infraestructura blockchain en España.
Y, entre las tendencias: el uso de robots inteligentes para realizar tareas peligrosas a distancia, recibir en el domicilio servicios sanitarios por personal experto o la enseñanza a distancia desde diferentes países, por poner algunos ejemplos.
Inteligencia artificial y blockchain
En cuanto a la inteligencia artificial en España, nos encontramos entre los diez primeros países a nivel europeo. Así lo ratificó Ramón López, investigador del CESIC en el debate que tuvo lugar tras la presentación. Incluso a nivel internacional nos situamos en esta franja. López destacó, además, que en nuestro país hay unos 40 grupos trabajando significativamente en el ámbito de la robótica, el big data…, jugando un papel muy importante a nivel internacional e introduciendo nuevos conceptos que se incorporan a sublíneas de investigación. Eso sí, quiso dejar claro que transferir esta tecnología a nivel económico en las empresas es “otro tema”.
En cuanto a los dilemas éticos sobre la inteligencia artificial, planteó, como principal, el grado de autonomía ya que, a este tipo de inteligencia, si se le dota de una autonomía no controlable, podría hacer las cosas muy bien y superar en gran medida la capacidad de competencia del ser humano. “En este momento los modelos que existen están pensados a escala humana”, aclaró.
Sobre blockchain habló José Juan Mora, director de Kolokium Blockchain Technologies, quien afirmó que es una tecnología tan disruptiva que la barrera está en cómo estamos desarrollando nuestro modelo de negocio.
“El blockchain no se basa en plataforma, sino en una red descentralizada de nodos que mantienen la información”, concretó. “Redes distribuidas de las que los participantes pueden subir o bajar. Desarrollar modelos de negocio de uno a uno, con un concepto de comunidad muy fuerte”.
Otro de sus fuertes reside en dar una respuesta al reto de la privacidad y la seguridad ya que esta tecnología permite decidir qué datos compartimos con un tercero.