La cultura de ciberseguridad no es un lujo, es una necesidad. En esta era digital que nos está tocando vivir nos encanta tener todo conectado: poder programar el Roomba desde el móvil, el horno, la lavadora, abrir el coche, tener localizados a nuestros hijos, etc. Una era en la que es posible conectarse desde cualquier lado. Porque no sé vosotros, pero para mí es imposible vivir sin conexión. Cuando estás en una casa rural, perdida en la España profunda, te das cuenta de que cualquier aparato tecnológico sin conexión es como una piedra. Un fin de semana lo agradeces, pero cuando estás una semana, te subes por las paredes y te conectas a cualquier red que te pueda dar esa salida al mundo exterior, a la civilización, a Internet, al fin al cabo.
Cada vez que nos conectamos a un sitio web, a una aplicación o a cualquier dispositivo, somos datos y nuestros datos son valiosos
Esta necesidad de conexión, esta dependencia, es la que nos hace vulnerables. Tenemos que ser conscientes de que somos datos. Cada vez que nos conectamos a un sitio web, a una aplicación o a cualquier dispositivo, somos datos y nuestros datos son valiosos. Sí; todos nuestros datos son muy valiosos, aunque digas, pero si yo no soy nadie… El mundo está lleno de don “nadie”. No sé si os habéis fijado, pero hasta hace cuatro días se podían rechazar las cookies de ciertas webs y seguir navegando sin problema. De repente, ahora, en todos los medios digitales, o aceptas o pagas, ¿Por qué creéis que es? Conforme crezca la cultura de la ciberseguridad, más conscientes somos de dónde se cogen nuestros datos, de dónde se utilizan y podemos decidir si queremos que esto sea así o no.
Crear cultura de ciberseguridad es saber qué tipo de ataques puedo sufrir, qué datos me pide que comparta la última aplicación que me he instalado en el móvil, saber detectar un correo phishing o poner barreras personales para no caer en un engaño de ingeniería social. Hay una cosa que siempre me decía mi padre: nadie da duros a 4 pesetas; y creo que hoy en día esto deberíamos tenerlo más presente que nunca. Si nos llama un cliente para hacernos un súper pedido, sin haber hecho ningún tipo de gestión comercial, es raro. Si alguien con el que trato continuamente, realiza un cambio en el número de cuenta, así sin más, es raro. Quien dice raro dice que esto huele a estafa.
Ser conscientes de los riesgos, tomar decisiones responsables y protegernos con las herramientas adecuadas nos va a ayudar a crear un mundo digital más seguro. La cultura de ciberseguridad es la vacuna esencial que todos necesitamos en esta era digital.
Recuerda, adapta cultura digital y protege tu vida digital.