Muy positiva es la valoración que hace Tomàs Font de su etapa al frente de la división Tax & Accounting de Wolters Kluwer en España. Unos años, complicados, en los que el negocio ha seguido creciendo y en el que el software de gestión ha fortalecido su valor como herramienta de productividad en las empresas. La filial española sigue en cabeza del crecimiento de la división en Europa. Font espera cerrar un buen año, con el objetivo de seguir evangelizando a despachos y empresas acerca del cambio, enorme, que se avecina con la entrada en vigor de la ley “Crea y Crece” y la ley Antifraude. Leyes que suponen una enorme oportunidad pero también un enorme reto para las empresas españolas.
Casi tres años al frente de la división Tax & Accounting de Wolters Kluwer en España. ¿Cómo valora esta nueva etapa? ¿Qué aspectos señalaría como esenciales?
Desde el punto de vista profesional, ha sido una etapa tremendamente intensa. Además, arrancó en medio de la pandemia, lo que sumó el reto de la gestión de ese periodo. De cualquier modo, fue una enorme oportunidad para asumir un cargo, tremendamente atractivo, en medio de una situación incierta. Mi valoración es muy positiva ya que he vivido momentos realmente extraordinarios. En aquellos momentos tan complicados, en 2020, se sumó el reto, titánico, de los cambios legislativos, ya que se tenía que legislar un nuevo modelo de operación. Y posteriormente, la vuelta a la oficina, y la gestión de los altos niveles de inestabilidad que tiene el mercado, no solo el global, también el local. Y, aunque pueda resultar paradójico, este entorno es muy atractivo ya que te obliga a mantener una constancia y una visión, clara, de hacia dónde vamos y lo que queremos hacer.
Años, intensos, en los que se han producido cambios importantes en la manera de operar de las compañías, con un mayor consumo de cargas en la nube y también de la instauración de los modelos híbridos. Este panorama, ¿ha beneficiado al papel del software de gestión en la estrategia TIC de las empresas?
Sí. Le ha dado mucho valor a sus capacidades, a todo lo que hacía. Y la pandemia lo puso encima de la mesa de manera mucho más clara. Las empresas que contaban con un producto potente extrajeron en esos momentos mucho más valor. Mantener las operaciones, la compañía, en esos tiempos tan complicados, fue un reto en sí mismo. La tecnología nos ha dado mayor productividad, permite inyectar velocidad a los procesos, hacerlos en menos tiempo, aumentar las líneas de ingresos, reducir el coste y mejorar los márgenes. Por tanto, el salto de productividad que nos da el software de gestión y el valor que demostró en estos años, ha quedado. Ahora bien, la productividad no es solo para que el negocio vaya mejor, que también, sino para proteger a los equipos. Si quieres proteger el talento, inviertes en tecnología: te permite hacer las cosas mejor, de una forma más consistente, sin quemar el talento. Por supuesto, hay que observar la cuenta de resultados, pero la inversión tiene que ir más allá y sustentarse en la protección del talento. Y esto lo vemos ahora claramente: negocios con talento van a una velocidad y aquellos que no cuentan con talento, o disfrutan de una menor “cantidad”, sufren más.
La trayectoria de la filial española de la división Tax & Accounting de Wolters Kluwer siempre ha estado a la cabeza de Europa. El pasado año fiscal, concluido el pasado 31 de diciembre, la división creció en Europa un 6 %, siendo el área con más crecimiento. En el caso concreto de España, el ascenso estaba en línea con el europeo, manteniéndose en cabeza del crecimiento en Europa. ¿Qué valoración se puede hacer de la primera parte del año?
El ejercicio ha arrancado bien. Hemos cerrado un primer semestre en línea con estos crecimientos del pasado ejercicio. Nos mantenemos a la cabeza del crecimiento en Europa. Además, estamos dibujando un segundo semestre que nos permitirá, aunque esté por ver lo que sucederá en el mercado, cerrar un buen ejercicio.
Las pymes se constituyen en uno de los baluartes del negocio de Wolters Kluwer. Un sector que en España se encuentra en pleno proceso de transformación digital. ¿Qué valoración puede hacer de su trayectoria en estos últimos años? ¿Se ha acelerado su transformación?
Yo creo que sí. Alberto Martínez Lacambra, director general de Red.es, aseguraba que 400.000 pymes se habían adherido al Kit Digital, lo que es un dato objetivo y muy positivo. La pregunta es si realmente le hemos sacado todo el provecho que podíamos a este tipo de inversiones. Ahora bien, las compañías han tenido una enorme libertad para dirigir la inversión a lo que deseaban. En nuestro caso, las empresas o los partners que se han dirigido a Wolters Kluwer han obtenido muy buenos resultados de una inversión que trabaja en pos de los resultados de la compañía.
El Kit Digital identifica la batida de fondos para las pymes, con más de 3.000 millones de euros. Wolters Kluwer es uno de los agentes digitalizadores. Un Kit Digital, con muchas luces y sombras, que se alargará hasta diciembre de 2024. ¿Cuál es la valoración que se hace desde la compañía? ¿Incluiría alguna modificación?
Nuestra valoración es positiva. Las compañías que han optado por esta opción van a mejorar sus operaciones. Ahora bien, siempre hay cosas que se pueden mejorar. Desde un punto de vista de la pyme, el proceso ha estado bien diseñado, permitiendo que las cosas fueran fáciles, y que nos permitiera, como país, dar un salto cualitativo. Una iniciativa que, por otro lado, exige un control ya que se trata de fondos públicos.
Las asesorías suponen en torno a la mitad del negocio de la división han vivido también momentos complicados, con una gran actividad, debido a los muchos cambios legales. ¿Cree que la mayoría ha salido “reforzada” de estos años? ¿Han sabido acelerar también su transformación?
Solo un dato para señalar el complejo panorama al que han debido hacer frente: en 2020, cuando arrancó la pandemia, en tres meses hubo tantos cambios legislativos como los que se hacían en un año. Esto, desde un punto de vista de absorción del conocimiento y de desarrollo del negocio, implica someter a un enorme estrés a la organización, tanto a la nuestra como a la de nuestros clientes. Y también para el mercado, en general, ya que se tensionan todas las costuras de la organización y no es fácil absorberlo. La complejidad fue muy alta. Posteriormente, el festín legislativo se ha moderado, aunque seguimos en ratios muy altos.
¿La mayoría de los asesores ha sabido recorrer este camino tan complejo?
No, muchos no. Ha habido mucho sufrimiento. Lo que tengo claro es que todos han hecho por seguirlo, por dar respuesta a esta compleja situación. Algunos con más acierto. Una de las cosas que la pandemia nos puso delante fue con qué socios te alías en el negocio. Y para Wolters Kluwer es el corazón de nuestro negocio: los despachos forman parte de él, lo que obliga a formar un ecosistema con asociaciones, Administraciones Públicas, etc., para aportar valor. Por tanto, contar con un buen socio es esencial. Obviamente no estamos en la situación de hace tres años pero persiste la complejidad legislativa. Tenemos dos cambios bestiales en el horizonte. Lo que viene no es baladí ya que la magnitud del cambio es enorme. Y lo sabemos, además, porque lo hemos vivido en Italia, donde hemos podido aprender.
La migración de clientes a la nube es un eje esencial. Siempre defiende que el modelo de migración al cloud no puede ser impositivo, sin embargo, la mayoría de los proveedores de software de gestión apuesta por una ruta más rápida. ¿Se va a buen ritmo?
Sí. Vamos a buen ritmo. Pero antes de analizar nuestra situación, hay que mirar el mercado. Hace muy poco publicamos la segunda edición de nuestro barómetro, donde observamos algunas tendencias. En el caso del cloud, en el mundo de la empresa su adopción va a un ritmo más rápido que en el despacho. Y es muy importante manejarlo ya que no es posible tener un discurso único para escenarios distintos. Hay que saber adaptarse. En el caso de los despachos cubren las obligaciones formales de los clientes que lo que priman fundamentalmente es la garantía. Y Wolters Kluwer debe ser consciente de ello. Como corporación no vamos a dejar de persistir en la idea de que el cloud es beneficioso; y de ahí nace nuestra proposición, no la imposición. Contamos con una oferta, con diferentes opciones, todas buenas, pero algunas con un mayor beneficio. Cada empresa opta por su camino y por la velocidad de cambio. Nuestro deber es explicarlo bien.
En la oferta se siguen combinando soluciones como a3ERP y a3factura, con la joya de la corona, a3innuva. ¿Están satisfechos de la aceptación y el recorrido de esta solución?
Sí. Distinguiría entre empresas y despachos. Y también entre dominios. No es lo mismo la contabilidad, la nómina, el impuesto de sociedades o la gestión. Y la diferencia la marcan los ritmos de maduración del mercado. Por ejemplo, en el caso de la nómina, los ritmos del cloud son espectaculares. Y ejemplo de ello es el alto número de venture capital que han llegado a España y las inversiones en todas las compañías que giran en torno a la nómina y al HCM (Human Capital Management). Y todo esto es cloud. Son ellos los que están empujando esta transformación en todos los sentidos. En este entorno del cloud, y concretamente con a3innuva, la clave no es llegar el primero, sino llegar a tiempo. Se trata de llegar cuando el cambio se está produciendo. Y nosotros, en este cambio, contamos con a3innuva nómina, muy estable, con clientes satisfechos, con la posibilidad de interconectar todos los sistemas. Por eso el discurso único no creo que sea correcto.
Y, en breve, llega a3innuva ERP… ¿Qué supone este producto?
Es un producto que ya está en beta, con unos cuantos clientes que están probando la solución.
Pero su implantación en el mercado tardará más…
Sí, pero es un mensaje positivo. Todo necesita tiempo, bien sea de maduración, de ejecución o de elaboración. Lo que es realmente transformador pide esfuerzo y tiempo. Ahora bien, el ERP tiene dos grandes bloques. Uno es la facturación. En los segmentos de entrada y en el mercado mediano, hay empresas que están pidiendo soluciones online. Por lo tanto, ahí es donde el producto encaja perfectamente. Sin embargo, las corporaciones de medio y gran tamaño piden soluciones de otro tipo: muy sólidas, consistentes.
El mundo de las API completa los pilares de referencia en el negocio. Un área de oportunidad para el canal, como quedó de manifiesto en el foro de desarrolladores. ¿Con qué logros se sentiría satisfecho a final de este ejercicio en esta área?
En el marketplace me gustaría cerrar el año primando la calidad y no la cantidad. No es posible ni realista pensar que una compañía lo va a poder hacer todo. Los entornos son muy complejos. Contamos, por tanto, con un modelo dinámico, con una oferta muy amplia y un marketplace en el que crece la cantidad de partners que quieren conectarse con nosotros. Y de cara al final de año va a ser clave observar cuáles están profundizando, lo que señala su propuesta de valor. Y esto se está empezando a dibujar. Hay partners con unos niveles de crecimiento sobre nuestras soluciones muy altos.
El canal es pieza clave de la estrategia de Wolters Kluwer y genera casi la mitad de la facturación. ¿Qué destacaría del trabajo con los partners? ¿En qué aspectos se está poniendo el foco?
De los tres pilares de la compañía (desarrollo de soluciones cloud, migración y marketplace) el canal está presente en los dos últimos. Es un canal cada vez más fuerte y muy implicado en nuestra estrategia. Es una garantía de continuidad, de estabilidad y crecimiento con ellos.
Hay buenas oportunidades para el último tramo del año. La ley “Crea y Crece” y la ley antifraude, que tendrá que entrar en vigor en algún momento, son claves, como antes comentaba. ¿Cómo observa la segunda parte del año?
Son dos cambios legislativos que realmente transforman la forma de operar de las empresas, porque afectan a uno de los pilares, que es la facturación. Es una gran oportunidad; hay que ir a por ella porque el cambio que suponen estas dos leyes es muy fuerte. Es un cambio de procesos. Hemos hecho tours por España, junto con la Agencia Tributaria, para explicárselo a los despachos y que fueran compartiéndolo con sus clientes. Por lo tanto, hay un trabajo de evangelización muy fuerte. Y el cambio va a llegar y lo va a hacer de forma inapelable.