Lejos o al pie de casa. En Oriente, en Occidente o en Oriente Medio. En soledad o buscando la compañía de la que no disfrutamos lo suficiente a lo largo del año. Cerca del mar o buscando la cima de las montañas.
Las opciones para llenar nuestros ratos de ocio (la mejor de todas las adquisiciones, los calificaba Sócrates) son infinitas. Ahora bien, deben cumplir un solo criterio: que sea nuestro corazón el que guíe este periodo de vacaciones. Debe ser un completo tirano y someter a la razón, a la responsabilidad, a la preocupación y al agobio; exigentes reyes a lo largo del resto del año. Atrevámonos a destronarlos a golpe de corazón. Aunque solo sea en vacaciones.
¡Felices y merecidas vacaciones!