DigitalES ha cerrado su segundo congreso con la presencia de los expresidentes Felipe González y José María Aznar quienes, moderados por Eduardo Serra, presidente de DigitalES, mostraron su visión, muy parecida, sobre la actualidad de España en materia política y tecnológica. Una España que para Felipe González no es tan buena como debiera ya que, en su opinión, estamos retrasados tanto como país, como con Europa, a nivel tecnológico.
González alabó esta revolución que estamos viviendo en la que considera que todavía no hemos comprendido que nos va a llevar a revisar no solo nuestras relaciones sino los procesos educativos o nuestra fiscalidad. Pero para el expresidente estas reformas que vamos a necesitar tendrían que ir de la mano de gobiernos que consoliden las mismas, en una crítica a la actual situación política de inestabilidad que España está viviendo actualmente. “España ha ido muy bien y está lo suficientemente bien como para que haya llegado el momento de que no la estropeemos”, dijo. “Tiene que haber áreas de consenso muy importantes porque no se pueden hacer reformas laborales o industriales volviendo a los años 60, cuando hasta el concepto de empleo ha cambiado”.
José María Aznar se manifestó en la misma línea al reconocer que “cuando uno analiza cuáles son los pilares del éxito de España, piensa en cómo algunos están dedicados a socavarlos”. Remarcó las bondades de un 5G y una inteligencia artificial que nos llevan hacia un mundo nuevo, con todas las incógnitas que esto conlleva. Y nuestros puntos fuertes en materia de infraestructura y fibra óptica frente a otros países europeos, pero volvió a manifestar su enfado al no comprender cómo en un momento tan trascendental, España no cuenta con un organismo creado específicamente para analizar, pensar, debatir y desarrollar todas las consecuencias que se pueden producir por el desarrollo de la inteligencia artificial, lo que nos deja en una posición de retraso que para superarla se tendrían que dar otras condiciones políticas.
Sin nostalgia, pero con contundencia, ambos recordaron que en el periodo político en el que el país dependía, en gran parte, de las decisiones que tomaran como mandatarios, a pesar de todas sus discusiones, en el bipartidismo siempre se gobernaba buscando la centralidad. “Ahora tenemos un pentapartidismo de bloques y los bloques buscan el antagonismo. Y cuando se busca el antagonismo se termina por dar un premio a quien más alejado del centro está”, resaltó. Por ello, consideran que hay que reformular áreas de consenso en las reformas que tienen que ver con la transformación del mundo, en el sentido amplio de la digitalización. “La revolución es biotecnológica. Todo no va a cambiar. Todo ha cambiado. Y la velocidad de crucero del cambio no es la de la revolución industrial, es de una generación. Estamos corriendo detrás del futuro que ya pasó”, advirtió González.
En esto que considera una debilidad para España, reiteró la necesidad de contar con áreas de consenso porque, tal y como aseguró, “nadie va a llevar a cabo una reforma laboral que sirva a los españoles si no mira cuáles son las nuevas realidades. Ni una reforma fiscal. “Puedes fiscalizar una empresa cuya materia prima sea el petróleo, pero las empresas cuya materia prima son los datos, ¿cómo se fiscaliza eso?”, se preguntó.
José María Aznar también secundó estas reflexiones e incidió que la diferencia con otros momentos de la política española radica en que antes compartían objetivos importantes. Y esto, en su opinión, es fundamental “porque los objetivos compartidos se pueden interpretar de otra manera pero no cuestionas un objetivo compartido”.
Aznar también lamentó la falta de decisiones importantes en los últimos cinco o seis años sobre una cuestión relevante. Echó de menos un gobierno con una mayoría que pueda tomar decisiones en un momento en el que hay una revolución de tal envergadura que supera a cualquier revolución en el mundo y que afecta a la propia condición del ser humano. “Nunca en la historia del mundo ha habido máquinas más poderosas ni inteligentes que el ser humano, por lo que en el desarrollo del futuro una de las primeras cuestiones que tiene que estar presente es que el ser humano no pierda el control de esta revolución”, planteó. Al tiempo que recordó que “de las ocho compañías que tienen una mayor capacidad bursátil en el mundo siete son tecnológicas y están fuera de control en todo el mundo”. Esto es algo que considera un problema.
Y una vez más arremetieron contra los políticos actuales a los que recomendaron “ir al rincón de pensar para que cuando lo hayan hecho cuenten a los españoles qué quieren hacer con España”. Al tiempo que admitían que se están produciendo “una gran cantidad de disparates políticos que no tienen sentido”.
Y, aunque González reconoció que la inestabilidad política, de momento no ha afectado a la economía, también advirtió que “una inestabilidad prolongada genera una desconfianza en los inversores que podemos pagar muy cara”. Algo que le preocupa desde el punto de vista de las reformas que tenemos que hacer para acercarnos al futuro. Reformas estructurales y transversales. “Mientras no nos demos cuenta de eso no nos va a servir de nada”, sentenció.