Espiar conversaciones de WhatsApp. Este ha sido uno de los últimos timos de Internet. Gracias a él, un joven de 23 años, ya detenido, se embolsó en solo dos meses 40.000 euros a través de una inexistente aplicación que, supuestamente, permitía interceptar conversaciones de otras personas. El detenido encontró en las redes sociales, un buen número de internautas, muchos de ellos ansiosos por espiar los mensajes privados de móviles de amigos, parejas o jefes en tiempo real y totalmente gratis. Para dar a conocer su idea el detenido robó los perfiles de redes sociales de más de 11.000 usuarios a través de los cuales envió más de ocho millones de mensajes publicitando la aplicación. El interesado en el anuncio de la aplicación tan solo tenía que seguir unas sencillas instrucciones en una web, que simulaba ser también la de la red social, y donde este usuario también le proporcionaba al detenido sus credenciales.
Desde esa página, el estafador dirigía al usuario a otra página donde, en teoría, bastaba con pinchar el botón de descarga e introducir un código para que se activara la deseada aplicación. Cuando el internauta introducía su número lo que hacía realmente era suscribirse como titular de una línea de móvil a un servicio de mensajería Premium. Así, lo que en realidad pasaba era que el cliente se suscribía al envío de una serie de mensajes cuyo coste oscilaba entre 1,45 y más de 7,20 euros.
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