La inteligencia artificial es la tecnología que está definiendo esta década, pero el ritmo de inversión no ha sido igual al de la implementación y al de la obtención del valor. El análisis de estos experimentos revelará que el problema no viene de la tecnología sino del enfoque y la metodología. Por tanto, el año 2026 será el momento de pasar de la prueba de concepto a la de impacto, garantizando que la IA impulse resultados medibles, la confianza y la colaboración a gran escala. Esta es una de las tendencias que recoge el informe “TechnoVisión: las 5 principales tendencias tecnológicas a tener en cuenta en 2026” de Capgemini.
Este informe recalca que 2026 será un año de avances significativos, en el que las organizaciones invertirán en la preparación de datos e IA y, lo que es más importante, en la “química entre humanos e IA”, alejándose del bombo publicitario para aprovechar el potencial transformador de la IA.
Otra de las tendencias es que la IA está transformando el ciclo de vida del desarrollo de software en todos los sectores, pasando de escribir código a expresar intenciones. Tras años de automatización y aceleración impulsada por DevOps, la IA genera y mantiene cada vez más componentes de software. A partir de ahora, los desarrolladores especificarán los resultados, mientras que la IA generará y mantendrá los componentes, acortando los ciclos de entrega y mejorando la calidad. En este contexto será fundamental la gobernanza y la supervisión para evitar alteraciones, brechas de seguridad y errores inadvertidos.
La tercera tendencia es la evolución del cloud, que entra en una fase denominada Cloud 3.0, en el que las arquitecturas híbridas, privadas, multicloud y soberanas ya no son un nicho, sino fundamentales para el funcionamiento de la IA a gran escala. En este fase, las organizaciones deberán asegurarse de que cuentan con las habilidades adecuadas, una gobernanza ágil y una mentalidad adaptable que les permita operar con confianza en diversos entornos del cloud.
La cuarta tendencia es el auge de las operaciones inteligentes, lo que implica que la automatización pasará a ser una dirección conjunta entre humanos e IA, en la que la IA propone y ejecuta, mientras que los humanos supervisan y gobiernan. Las operaciones inteligentes permitirán a las empresas pasar de ser reactivas a proactivas, reduciendo las ineficiencias y mejorando la agilidad
La quinta tendencia es que soberanía tecnológica se ha convertido en una prioridad. Sin embargo, aunque las naciones y las empresas buscan ahora controlar las tecnologías críticas el mundo sigue estando profundamente interconectado. El resultado es una nueva paradoja: la soberanía ya no se define por el aislamiento, sino por la interdependencia resiliente. Dado que no existe una autonomía tecnológica total, las organizaciones se centrarán en la mitigación de riesgos y el control selectivo de las capas clave.
“De cara a 2026, la IA va más allá de la experimentación y entra en una fase de madurez. El próximo año veremos cómo la IA se convierte en la columna vertebral de la arquitectura empresarial, remodelando el ciclo de vida del desarrollo de software y redefiniendo el uso del cloud. Al mismo tiempo, los sistemas empresariales están experimentando un cambio fundamental hacia operaciones inteligentes, mientras que la soberanía tecnológica surge como una prioridad estratégica, lo que impulsa a las organizaciones a construir una interdependencia resiliente”, explicó Pascal Brier, director de innovación de Capgemini y miembro del Comité Ejecutivo del Grupo.




































































