Más allá de aspectos financieros, culturales o tecnológicos, las empresas, en su camino hacia la nube, se enfrentan a grandes desafíos. Para solventarlos, pueden apoyarse en aliados con experiencia en ciberseguridad, que entiendan su negocio y logren encontrar un equilibrio tanto con sus objetivos empresariales como con los exigidos por las distintas directivas.
La utilización de servicios en la nube es un paso estratégico para muchas organizaciones, por la flexibilidad, escalabilidad y eficiencia que ofrecen. Sin embargo, durante este proceso, deben hacer frente a grandes desafíos que, de no atenderse, pueden poner en riesgo su negocio. Tal es el caso de la ciberseguridad, más concretamente, de la dificultad que representa para muchas de ellas mantener protegidos sus datos, aplicaciones e infraestructura asociada a estos servicios de computación en la nube.
En el caso de las pymes, esta problemática es aún mayor. Presupuestos ajustados, ausencia de talento especializado en esta disciplina o un conocimiento limitado acerca de la infraestructura existente, merman su adopción. De igual modo, la falta de visibilidad y de control sobre los datos y aplicaciones críticas, conduce a una gestión ineficaz de estos activos y a un aumento de costes, pero que, sobre todo, puede derivar en riesgos de incumplimiento.
El obligado acatamiento de las leyes de protección de datos como GDPR o HIPAA, y de otras destinadas a garantizar un elevado nivel de ciberseguridad en toda la UE, como NIS2, exige la aplicación de una serie de medidas de ciberseguridad y actividades de gestión de riesgos.
Sin embargo y cuando se trata de cumplir con las diferentes directivas, no todas las organizaciones entienden lo que estas leyes implican, sobre todo, en lo que al aumento en el número de controles y exigencias se refiere. Lo mismo ocurre con la necesidad de mantener la infraestructura de ciberseguridad actualizada, una realidad que, para muchas, supondría readaptar sus inversiones en tecnología, asumiendo cambios en los procesos y una mayor concienciación sobre su personal.
Por todo ello, y aunque la preparación de las compañías para acatar el cumplimiento varía considerablemente, y depende de factores como el tamaño de la empresa, el sector en el que operan o de su madurez en ciberseguridad, es sustancial que todas ellas cuenten o se apoyen en un socio en ciberseguridad.
Un apoyo de confianza
El respaldo de un experto en ciberseguridad, como un proveedor de servicios gestionados de seguridad (MSSP), y una mayor sensibilización y capacitación serán esenciales para mejorar su preparación para cumplir con estas directivas, sobre todo para aquellas organizaciones que aún no han priorizado la ciberseguridad.
En el viaje a la nube, la seguridad debe ser un pilar fundamental. Un proveedor de servicios gestionados de seguridad ofrece a las organizaciones una respuesta efectiva para simplificar y potenciar su ecosistema de ciberseguridad, y sin la necesidad de que estas tengan que invertir en tecnología, formación o talento.
Confiar en un MSSP competente no solo ayudará a las empresas a crear y definir los controles de seguridad necesarios y los mecanismos de mitigación, sino que también permitirá gestionar de manera proactiva los riesgos, anticipándose a posibles amenazas. Al verificar la correcta arquitectura, las organizaciones podrán garantizar que la configuración de seguridad en la nube es robusta, escalable y capaz de resistir ataques futuros, minimizando así el impacto de cualquier eventualidad.
Además de mejorar su postura de seguridad, estas organizaciones podrán cumplir con los requisitos de las distintas directivas, gracias a la implementación de servicios en ciberseguridad enfocados en la anticipación de riesgos. Estos servicios incluyen la evaluación de riesgos y vulnerabilidades, la monitorización y detección de incidentes, así como la capacitación y concienciación continua. Todo ello con el objetivo de desarrollar políticas y procedimientos que permitan