Presente en el entorno TIC desde mediados del pasado siglo, la inteligencia artificial ha saltado a la primera plana tecnológica de la mano de la explosión de los datos y el ardiente deseo de analizarlos. “Herramientas como Siri, Cortana o Watson han permitido además acercar la inteligencia artificial al gran público”, completó Amparo Alonso, presidenta de la asociación española de inteligencia artificial.
Un fenómeno que alcanza a la mayoría de los actores tecnológicos y que sirvió de tema para la mesa redonda, auspiciada por Intel, y que contó con la participación de Microsoft, e Indra, como aliados en este apartado; con el respaldo de la asociación española de inteligencia artificial.
Democratizar la inteligencia artificial
El hombre ya trabaja en el diseño de máquinas que sean capaces de emular el funcionamiento de un cerebro humano para aplicarlo a la tecnología. Una tarea en la que Intel, según recordó Carlos Clerencia, director general de la marca en el territorio ibérico, tiene la misión principal de permitir que el hardware esté plenamente optimizado para asegurar que el uso de la tecnología sea completo. “Los procesadores están orientados a soportar estas futuras cargas de trabajo”, aseguró. La inteligencia artificial ya suma el 6 % de las cargas de los centros de datos. “Resulta imprescindible que la infraestructura se optimice para que cualquier aplicación de inteligencia artificial funcione con el mejor rendimiento posible”.
Clerencia vaticinó que dentro de este siglo “vislumbraremos que la máquina funcione como el cerebro humano”. Una inteligencia artificial que trababa en dos escenarios: machine learning (que se identifica con el aprendizaje de la máquina) y cognitive computing (que tiene que ver con los procesos de razonamiento). Clerencia aseguró que la inteligencia artificial está cambiando el paradigma en muchos sectores.
Aunque aún quede mucho para que alcance la perfección, la ola inteligente cuenta con una gran popularización. “Jamás hemos disfrutado de herramientas como las que tenemos actualmente, ni de una infraestructura de inteligencia artificial tan grande”, remarcó Esther de Nicolás, technical evangelism manager de Microsoft, que lógicamente señaló Cortana como uno de los ejemplos de agente inteligente. “Queremos convertirlos en los nuevos buscadores web”, deseó.
Hombre y máquina
Al mismo tiempo que se abre un abanico enorme de posibilidades en la aplicación de la inteligencia artificial, también supone una apertura a riesgos vinculados con la ética y el desarrollo de la fuerza laboral en algunos segmentos. “Potencia las capacidades humanas”, arranca Amparo Alonso, en un primer mensaje positivo. “Gracias a su aplicación en determinadas áreas va a ser posible tener más capacidad para frenar el cambio climático o desarrollar tratamientos médicos más personalizados”. Sin embargo, el uso también alcanza terrenos mucho menos positivos como técnicas de “persuasión de nuestros clientes o mecanismos de vigilancia intensiva”, reconoció.
Pero, ¿quién le pone límites al campo? Alonso afirmó que los políticos son uno de los grupos destinados a legislar sobre este tipo de tecnología. De Nicolás recomienda que se impone establecer principios básicos en su desarrollo. “Y lo primero es capacitar a las personas, no sustituirlas”.
Se trata, por tanto, de buscar una armonía. “”Los humanos deberemos focalizar nuestro esfuerzo en otras tareas”, recomendó Mariano Ortega, senior practice manager de Indra. “Es el hombre quien debe establecer el objetivo y la intención de la máquina”, insistió. “No debemos tener miedo de su desarrollo”. La complementariedad entre hombre y máquina debe ser un principio básico. “Nunca debe sustituir al hombre”, corrobora de Nicolás, que propone “entrenar” a la máquina siguiendo un principio de variedad. “La heterogeneidad debe marcar su diseño; además de asegurar que sean sistemas confiables”, completó.
Una regulación, necesaria, pero que por el momento no existe. La UE sí ha propuesto un ramillete de leyes, básicas, para empezar a desarrollar alguna normativa que incluyen, por ejemplo, la obligatoriedad de que todas las máquinas inteligentes deberán contar con un interruptor de emergencia, habrá un seguro obligatorio para las que tengan un gran tamaño, deberán pagar impuestos y estará prohibido crear vínculos emocionales con ellas.
Áreas de aplicación
A pesar de su juventud, la inteligencia artificial aplica ya a un buen número de áreas. Indra cuenta con un centro de excelencia en esta especialidad, en colaboración con Intel y HPE. La compañía está desarrollando proyectos en el área del retail, la industria (alrededor de los procesos de producción), el hogar inteligente o las ciudades inteligentes, donde Ortega ubica “el gran reto”.
La aplicación en el área de la sanidad es, a juicio de la responsable de Microsoft, el segmento que puede señalar el ámbito de explosión de esta tecnología. Clerencia apuesta por la conducción autónoma como el área más puntera mientras que Alonso se decanta por la educación. “La inteligencia artificial ya es un impulsor de la sociedad”, remató Ortega. “Pero se hace indispensable su regulación”.