Más que los días, en este tiempo brillan las noches. Veladas, hermosas, en las que celebramos, primero, el nacimiento; y después, la despedida. Y, ya en enero, la epifanía. Que es revelación. O aparición. O manifestación. Como ustedes prefieran. Una noche mágica a la altura de la velada del renacimiento, y que preferimos a la más mundana de la despedida del año, más vinculada quizás a las celebraciones latinas de las Saturnales, que señalan el origen temporal de estas fiestas.
Cuesta ver magia en estos tiempos. Aunque nos visiten tres magos y creamos en revelaciones divinas. Ahora bien, sigue siendo hermoso observar cómo hay majestades que siguen postrándose ante la grandeza de lo sencillo. En un mundo dirigido por el “brilli brilli”, estos tres magos nos recuerdan, año tras año, que lo auténtico siempre se envuelve con el papel de los humildes.
Feliz año. Feliz noche de Reyes.