Si hay dos grandes aspectos por los que las empresas deberían preocuparse son, en primer lugar, la capacidad de ofrecer experiencias excepcionales a los usuarios. La segunda es asegurar lo que se ha convertido en algo cada vez más fragmentado: las aplicaciones, los dispositivos y la infraestructura que forman la base sobre la que se construyen estas experiencias.
Pero las empresas luchan por cubrir ambos frentes y necesitan la ayuda de sus partners para superar la percepción actual de que la seguridad sigue siendo un obstáculo, lo cual es especialmente cierto cuando se trata de realizar cambios: el 61 % de los equipos de TI y el 52 % de los desarrolladores afirman que las políticas de seguridad asfixian su propia innovación. No es difícil entender por qué: llevamos años ajustando nuevas soluciones y productos para protegernos de las nuevas amenazas y defender una superficie cada vez mayor, una tendencia que se ha acelerado con el incremento del trabajo híbrido. El resultado es que el parque informático de muchas organizaciones se ha convertido en una maraña compleja de plataformas, sistemas y soluciones que los enfoques de seguridad tradicionales no pueden proteger.
Ahora hemos llegado a un punto en el que, para poner orden en el caos, las empresas necesitan la ayuda de socios capacitados que puedan convertir un gran abanico de soluciones (y perspectivas) de seguridad en una defensa intrínseca que no sólo proteja contra amenazas sofisticadas, sino que permita a las empresas impulsar experiencias de usuario innovadoras.
La capacidad de los socios de analizar el entorno informático de una empresa de forma integral, junto con las necesidades del negocio, es lo que les sitúa en la mejor de las posiciones para ayudarles a desarrollar un plan que logre este equilibrio tan importante.
La oportunidad para los socios consiste en ser esa luz en la oscuridad, ese orden en el caos
Los socios deben saber que la «seguridad» se divide en tres categorías: usuarios, cargas de trabajo y operaciones. Los usuarios tienen que poder trabajar, utilizar las aplicaciones, los datos y los servicios que deseen, de la manera que quieran, en el lugar que elijan. Las cargas de trabajo, las aplicaciones y los datos deben ser totalmente seguros, pero igual de dinámicos; es decir, deben poder moverse y compartirse cuando sea necesario. En cuanto a las operaciones, la implementación real de la seguridad tiene que ofrecer una protección total sin restricciones que sea capaz de proporcionar una detección, protección y respuesta adecuada. Además de estas diferentes perspectivas está la confianza cero. Con el fin de ofrecer una seguridad dinámica en la empresa actual, cada vez son más las empresas que buscan adoptar este enfoque de la seguridad.
La oportunidad de los partners: ser polivalente
Todo esto supone una complejidad y un reto importantes. Sin embargo, también es una oportunidad para los socios, que consiste en ser esa luz en la oscuridad, ese orden en el caos. Ayudar a hacer operativa la verdadera confianza cero, a consolidar proveedores y soluciones para que todos los productos de seguridad se comporten como tienen que hacerlo y garantizar que no haya solapamientos ni lagunas.
En todo este proceso resulta imprescindible la labor de conectar todas las partes de la empresa que luchan por conectarse entre sí. Los equipos de TI y los desarrolladores, a los que se les confía la innovación, se sienten asfixiados por la seguridad. Para ser innovadores y ofrecer experiencias de usuario excepcionales es necesario que los diferentes equipos trabajen en colaboración. Parte del problema es que los desarrolladores, los informáticos y los equipos de seguridad hablan idiomas diferentes. Sin embargo, los partners pueden interactuar con ellos haciéndose entender y transmitiéndoles las prioridades y necesidades de otros departamentos. En eso consiste ser polivalentes, utilizar su visión informada pero distante y su función de soporte para ayudar a resolver los problemas de la empresa.
Con la ayuda de los socios, las empresas pueden convertir el caos en orden y la complejidad en innovación sin comprometer la seguridad. Aunque ésta se ha considerado siempre un obstáculo para el cambio, ahora debería verse como todo lo contrario, una de las herramientas vitales para realinear el negocio y ofrecer la primera gran línea roja de la empresa moderna: experiencias de usuario excelentes.