Tras dos décadas desempeñando una exitosa labor en Toshiba, ahora Dynabook, Emilio Dumas abandonó la compañía el pasado 31 de mayo. Una trayectoria, impecable, en la que el directivo desempeñó distintas responsabilidades para culminar en 2014 asumiendo la dirección de la filial ibérica. Un recorrido en el que, señala, su impronta personal ha sido la confianza. “Siempre he sido una persona de transmitirla a mi equipo”. Una confianza que, seguro, seguirá exhibiendo allí donde sea su próximo destino profesional.
A pesar de ser un licenciado en Ciencias de la Educación, toda su carrera profesional ha estado vinculada al segmento tecnológico. ¿Cómo llegó un “futuro” profesor a este sector? ¿Por qué te sedujo más la tecnología que la tiza?
Todo fue por casualidad. Empecé a desarrollar mi labor profesional como profesor pero a través de un amigo entré en contacto con un distribuidor de IBM y empecé a trabajar como comercial en un concesionario de esta marca. De esta manera me enganché a la tecnología, gracias al desempeño, primero, de labores relacionadas con las áreas comerciales y de marketing.
Una carrera en el sector que arrancó en el canal, con puestos en empresas como DLI España o Chemer; para pasar posteriormente a Diasa. ¿Eran aquellos distribuidores muy diferentes a los que hoy conforman el canal de distribución?
En algunos sentidos, no. Por ejemplo, hoy hay figuras, como es el caso de los submayoristas, que me recuerdan mucho a las que existían hace 20 años. Se trata de empresas muy dinámicas, pequeñas, que siguen dando mucho valor.
En otros aspectos sí ha cambiado. Se ha producido una mayor concentración y el número de distribuidores se ha reducido. Lo que es curioso es que 20 años después, prácticamente todos los que tenían un peso en esa época, han permanecido.
Es un sector en el que las compañías españolas siguen teniendo mucha relevancia. ¿Cuál cree que es la razón que lo explica?
Es una característica que en Europa llama mucho la atención. En otros países, como es el caso de Alemania o Francia, no es así. Sí hay un modelo parecido en Italia en el que también hay distribuidores potentes, con un perfil regionalista.
En España, además de las empresas ubicadas en Madrid y Barcelona, existen compañías con una enorme fortaleza regional y que se han hecho muy fuertes. Es el caso de figuras como, por ejemplo, Megasur, Infortisa, Depau, Idiomund o Asereuropa. O MCR, una potentísima compañía. En España tenemos empresarios muy buenos que han sido capaces de situar, con fortaleza, a sus compañías en este mercado y que se han ganado el respeto de los fabricantes.
Son fenómenos que aquí tienen su razón de ser y que en otros países apenas existen. Aunque en Alemania, ahora, han surgido figuras regionales parecidas en Baviera y en Sajonia.
En ese proceso de concentración que comenta, la última operación tuvo lugar el pasado mes de junio con la compra de GTI a manos de Esprinet. ¿Seguirá este proceso? ¿Es bueno para la distribución esta mayor concentración?
Me da pena que haya muchos pequeños distribuidores que hayan caído en el camino. Ya no contamos con el mismo número de distribuidores que hace 20 años. Hay muchos que han desaparecido aunque también hay muchos otros que permanecen. Es cierto que se ha producido un proceso de concentración, pero hace 20 años parecía que iban a desaparecer muchas más figuras de las que posteriormente lo han hecho. Muchas permanecen, resistiendo, porque tienen su razón de ser.
Los grandes mayoristas multinacionales han dejado una parte de la cobertura regional en manos de algunas compañías regionales ya que quizás les resulte más cómodo o rentable que haya otras figuras que atiendan a estos pequeños distribuidores.
Recala en Toshiba, actualmente Dynabook, en el año 2000. Primero vinculado a puestos de gestión del canal mayorista y posteriormente, desde el año 2014, ejerciendo como máximo responsable de la oficina ibérica. ¿Qué balance puede hacer de esta larga y exitosa trayectoria?
Todo mi bagaje profesional se lo debo a Toshiba. Empecé gestionando parte del canal mayorista y, poco a poco, me fueron dando más oportunidades, lo que me permitió ir ganando mucha experiencia tanto en el entorno profesional como en el de consumo hasta concederme toda la gestión comercial de la compañía. En 2014, cuando me dieron la posibilidad de dirigir la estrategia de la filial, asumí también nuevas responsabilidades.
El balance es muy bueno, con magníficos resultados, tanto a nivel de volumen como en términos de rentabilidad. Los últimos tiempos, cuando se anunció la compra, fueron complicados; sin embargo también han supuesto un reto muy interesante.
Toshiba pasó por muchas etapas. A pesar de que perdió su negocio de consumo o el área de las televisiones; supo mantener su nombre, vinculado únicamente en estos últimos años al segmento profesional portátil.
Gracias al equipo, y a semejanza de los galos de Astérix, supimos resistir. A pesar de esos descensos de facturación, a cambio ganamos mucha rentabilidad. Nos centramos en negocios mucho más rentables, en los que éramos expertos y en los que el reconocimiento de marca era brutal. Clave en esta trayectoria ha sido nuestro canal que ha seguido siendo muy fiel a la compañía, cualquiera que fuera el nombre.
El cambio a Dynabook costó un poco más. Siempre resulta complicado lanzar una nueva marca; en este caso muy conocida en Asia, pero no en Europa; ahora bien, en 2020, Toshiba sigue abriendo puertas.
En la actualidad y con un mercado tecnológico tan agresivo y competitivo como el actual, no sé si es posible “imprimir” un sello propio en la dirección de una multinacional, sea Dynabook o cualquier otra, o las directrices son tan férreas que es imposible ese sello personal en la gestión. ¿Cuál ha sido tu legado?
Sí ha sido posible. Durante la época de Toshiba, los country managers de cada país teníamos mucha libertad. Por supuesto que había una serie de directrices europeas, procedentes de Japón, que había que cumplir, vinculadas con la facturación y la rentabilidad. Una vez cumplidas, el sello de cada uno es propio. Yo he tenido plena libertad al 100 %. Creo que sí he dejado un legado. Siempre he sido una persona de transmitir confianza. Antes de salir, el presidente, en una carta, me escribió que mi trayectoria había sido inmaculada. Fue fundamental contar con la confianza de mis superiores para, a la vez, poder desplegarla en mi equipo. Es de lo que más orgulloso me siento ya que esa confianza no solamente se transmite al equipo, sino también a los clientes.
¿El éxito siempre va unido al talento?
No. En ocasiones pesa, por ejemplo, desarrollar la labor profesional en grandes empresas. El éxito, además de trabajo constante, está vinculado con muchos años de saber estar, de pasar épocas complicadas, de manejar equipos y de motivar a la gente cuando era necesario. El talento, por supuesto, es importante, pero en este tipo de negocios y en este sector lo importante es el esfuerzo diario. Y saber confiar en un equipo.
Muchos años vinculado con el PC; al que muchos han matado muchas veces. Sin embargo, la innovación en torno a este dispositivo nunca cesó por parte de empresas como Toshiba. Ahora, con la situación que nos ha tocado vivir y el auge del teletrabajo, definitivamente, ¿el PC es el dispositivo personal de referencia?
El portátil está ahora más vivo que nunca. Este año hemos vivido una situación excepcional con la pandemia y se ha producido un fenómeno muy curioso: mientras que las ventas de portátiles se han multiplicado, sin embargo se ha producido una ralentización en la venta de teléfonos.
El portátil ha vuelto a recuperar terreno aunque hay que analizar hasta cuándo se va a poder mantener este crecimiento. Clave, además del desarrollo del teletrabajo, que nadie sabe hasta dónde va a llegar, va a ser el entorno de la educación
Estamos viviendo una de las situaciones más excepcionales de la reciente historia de España. Algunos han declarado que sería una situación que nos haría mejores. ¿Está de acuerdo? ¿Cree que los españoles hemos aprendido algo?
Hace poco hablaba con algunos padres que llevan a sus hijos al mismo colegio de mis hijas y alguno se refería a que los niños han perdido los últimos tres meses. Uno de ellos comentaba que en el peor momento de nuestra historia más cercana, en la Guerra Civil, los niños perdieron, no 3 meses, sino 3 años. Y sin embargo, la generación que vivió la posguerra resultó ser, a pesar de ello, muy fuerte. En España quizás en los últimos tiempos nos hayamos aburguesado. Ahora bien, España es un país mucho más fuerte de lo que nos creemos los españoles. Esta experiencia siempre la vamos a tener presente en nuestra mente y va a servir para que mejoremos.
Viendo la actual situación que nos ha tocado vivir, ¿es el sector TIC uno de los mejores “lugares” para trabajar?
Somos unos privilegiados, sin duda. Viendo lo que ha pasado en otros sectores, el tecnológico es un sector muy afortunado, con muchísimas posibilidades. Observamos una gran actividad en compañías del sector del software, de la seguridad, de la conectividad, de la telepresencia, etc.; lo que permite generar nuevos proyectos y ventas.
Y, ahora, ¿cómo observa el futuro? ¿Se sigue viendo en el sector tecnológico?
Tengo algunos campos abiertos. Incluso ya me han ofrecido volver a la enseñanza. Después de tantos años de experiencia laboral se adquieren muchas cosas para poder impartir formación en escuelas de negocio o en empresas similares. Por otro lado, mi bagaje, amplio, está vinculado al sector tecnológico, sobre todo a nivel comercial y de marketing. Todavía tengo mucho que decir. Ahora toca analizar exactamente qué es lo que más apetece hacer.