Menor productividad de las empresas afectadas, menor competitividad y menor crecimiento económico a nivel nacional e internacional son algunos de los efectos negativos que provocará en las pymes la llamada “tasa digital”. Otro de los grupos más castigados serán los consumidores, particularmente las rentas más bajas. Estas son algunas de las conclusiones que se desprenden del estudio Who will bear the Burden of DSTs? realizado por la Global Digital Foundation, una plataforma para el diálogo entre los responsables políticos, académicos y otros stakeholders.
El informe fue presentado por el director general de la patronal tecnológica AMETIC, Francisco Hortigüela, y el director ejecutivo de la Global Digital Foundation, Paul MacDonnell. Según la tesis, que analiza el efecto económico del impuesto sobre determinados servicios digitales, la tasa digital planteada por el Gobierno español “afectará a un mayor número de compañías de las previstas inicialmente”, afirmaron ambos directivos. Son muchas las pequeñas empresas que se están creando gracias a las plataformas digitales y otras tecnologías de Internet que se verán afectadas por este impuesto.
MacDonnell explicó que el IDSD actúa como una tasa basada en el uso de datos de consumidores y ciudadanos. “Si las plataformas digitales transfieren el coste del IDSD a sus clientes y usuarios de pago, las pequeñas empresas y las rentas más bajas se verán afectadas”, explicó el experto. Por esta razón es más que previsible que el coste lo acaben soportando las pequeñas empresas, autónomos, organizaciones sin ánimo de lucro, organismos públicos y los usuarios, especialmente las rentas más bajas.
Tasa digital, una piedra en el camino para la mejora de productividad
Debido a la tasa digital el sector tecnológico verá reducida su capacidad económica para generar trabajo y empleo, a pesar de ser el sector que más contribuye a la creación de empleo y riqueza. De hecho, la propia Unión Europea considera a la tecnología digital la principal palanca de mejora de la productividad económica, por lo que la creación del IDSD frenará su uso y desarrollo. Asimismo, el planteamiento del impuesto, basado en los ingresos y no en los beneficios, contradice el tradicional principio de fiscalidad internacional de gravar los beneficios corporativos.
Hortigüela mostró la preocupación de la patronal por este impuesto a los servicios digitales porque “penalizará a la industria digital, el principal sector generador de crecimiento y empleo. Además, este impuesto hará que España se perciba como un lugar incierto y costoso para hacer negocios, desalentando la inversión en nuevas empresas españolas”.
El director general de AMETIC señaló que “el planteamiento del IDSD se centra en la denominada “economía digital”, contradiciendo el consenso internacional de que ésta no pueda separarse del resto de la economía. Es importante recordar que cualquier nuevo impuesto debe aplicarse a todas las empresas, sin discriminar sobre la base del modelo de negocio específico”.