A pesar de que hay mucho camino por recorrer, Elena García-Mascaraque, directora worldwide partner ecosystem growth de WatchGuard Technologies, celebra el crecimiento de la representación femenina en el sector TIC: en los últimos cinco años ha pasado del 5 % al 19 % actual. “Es una buena noticia y una señal positiva de que estamos avanzando en la dirección correcta, pero todavía es insuficiente”. La directora mundial de partners recuerda que el objetivo “debe ser alcanzar una verdadera paridad que refleje la realidad social”. La diversidad “no es solo una cuestión de equidad, sino un factor clave para la innovación y el éxito de las empresas tecnológicas”.
Un trabajo que también alcanza para seguir reduciendo la brecha salarial que, a su juicio, es menor en las nuevas generaciones. “El reto persiste en el grupo de trabajadoras de mayor edad, particularmente entre los 55 y 64 años, que iniciaron su carrera en un momento en el que la brecha salarial era una realidad más marcada”.
Analizando el segmento de la ciberseguridad, esencial, en el que trabaja, asegura que, al ser un entorno donde el número de posiciones demandadas por la industria se duplica anualmente, “incorporar el talento de la mujer creo que es uno de los pilares fundamentales para poder acompañar esta necesidad de profesionales”.
La brecha salarial en España se ha ido reduciendo en los últimos años. Según datos de Funcas, se ha reducido 10 puntos en una década, pasando del 18,7 % en 2012 al 8,7 % en 2022. Sin embargo, esta brecha salarial es sensible a la edad: entre los menores de 25 años las mujeres ganan por hora, en promedio, más que los hombres, pero en el grupo entre los 55 y 64 años la brecha es mayor y alcanza el 13,5 %. En el sector TIC, ¿se ha producido una evolución similar? ¿La brecha salarial se ha reducido en esta proporción?
La brecha salarial en el sector TIC ha seguido una tendencia similar a la del conjunto del mercado laboral en España, con una reducción progresiva en los últimos años, aunque todavía queda camino por recorrer. Sin embargo, continúa habiendo desafíos específicos en la industria tecnológica, donde la brecha no solo responde a diferencias salariales directas, sino también a factores estructurales como la menor presencia de mujeres en posiciones de liderazgo y en áreas de mayor especialización técnica, que son las que suelen estar mejor remuneradas.
La explicación de esta evolución es relativamente sencilla. La reducción de la brecha salarial en la última década es una buena noticia ya que indica que las nuevas generaciones ya no están experimentando esa desigualdad salarial. Sin embargo, el reto persiste en el grupo de trabajadoras de mayor edad, particularmente entre los 55 y 64 años, que iniciaron su carrera en un momento en el que la brecha salarial era una realidad más marcada. Para ellas, el proceso de equiparación ha sido más lento, ya que partieron de condiciones desiguales desde el inicio de su trayectoria profesional.
También es importante considerar el impacto de la tecnología en esta evolución. En un mundo cada vez más digitalizado y conectado, la figura del profesional TIC emerge como un pilar fundamental. Sin embargo, es una especialidad que se encuentra con dos principales desafíos dentro del mercado laboral: la escasez, y a la vez, la alta demanda de profesionales formados, y la brecha de género. Debemos tener presente que, actualmente, las TIC forman parte de todos los niveles y estratos de la sociedad, lo que ha contribuido a una mayor normalización de la equidad salarial en las nuevas generaciones, que ya son en su mayoría nativos digitales. Sin embargo, en el sector tecnológico, la representación de mujeres sigue siendo menor que en otros ámbitos, lo que también influye en las cifras globales de brecha salarial. Sin embargo, más que centrarnos únicamente en la diferencia de sueldos, el verdadero reto radica en lograr una equiparación de oportunidades y puestos de liderazgo.
«La reducción de la brecha pasa no solo por ajustar sueldos, sino también por fomentar una mayor participación femenina en roles estratégicos dentro de la industria TIC»
El avance, por tanto, es evidente, pero todavía queda trabajo por hacer. La reducción de la brecha pasa no solo por ajustar sueldos, sino también por fomentar una mayor participación femenina en roles estratégicos dentro de la industria TIC. Apostar por políticas activas de promoción del talento femenino, programas de mentoría y medidas de conciliación permitirá retener a más mujeres en el sector y seguir avanzando hacia una equidad real en las TIC.
Afortunadamente, existen empresas que son un ejemplo, como es el caso de WatchGuard, donde se apuesta por la equidad salarial y el desarrollo profesional basado en el talento, sin distinción de género.
La inteligencia artificial transformará el mercado de trabajo y es un fenómeno que ya se está notando; pero los últimos estudios reflejan que se está ampliando la brecha de género. Sólo un 22 % de las mujeres está participando activamente en su desarrollo, según los datos del Foro Mundial de la Unesco. ¿Qué medidas deberían ponerse en marcha para impulsar la presencia de la mujer en este terreno y evitar que la IA suponga un nuevo escollo para el desarrollo profesional de la mujer?
Es evidente que la IA está transformando el mercado laboral y, aunque ofrece grandes oportunidades, también puede ampliar la brecha de género si no se toman medidas adecuadas. Los datos del Foro Mundial de la Unesco ponen de manifiesto lo que es el síntoma de un problema más profundo: la falta de mujeres en carreras STEM y la necesidad de integrar la formación tecnológica en todos los ámbitos profesionales.
Aquí es donde entra en juego el concepto de bilingüismo tecnológico. Nuestro sistema educativo debe poner más foco en este concepto donde cada una de las materias que se imparten en los currículums de las diferentes profesiones deben ser complementadas con el lenguaje de la tecnología e IA, porque sea cual sea la vocación del estudiante, al final será necesario que sepa “hablar tecnología” para desarrollarse profesionalmente. La IA no es exclusiva del sector tecnológico; está impactando en todas las áreas, desde la medicina hasta el derecho, pasando por la comunicación y la gestión empresarial. Insisto, es fundamental que cualquier currículum universitario, independientemente de la disciplina, tenga en cuenta estos aspectos.
En el sector de la ciberseguridad, por otra parte, las habilidades femeninas son muy valoradas por nuestra capacidad de resiliencia, empatía y cuidado. En un entorno donde el número de posiciones demandadas por la industria se duplica anualmente, incorporar el talento de la mujer es uno de los pilares fundamentales para poder acompañar esta necesidad de profesionales.
«Muchas veces, el mayor obstáculo está en nosotras mismas: en creer en nuestras capacidades y romper con los sesgos que nos han condicionad»
Además de reformar la educación, hay que fomentar la presencia femenina en este ámbito a través de iniciativas concretas. Tal y como comentaba antes, se necesitan más programas de mentoría, referentes femeninos visibles en el sector, becas específicas para mujeres en IA y políticas que impulsen su acceso a posiciones de liderazgo en tecnología. Las empresas también deben asumir su papel, promoviendo la diversidad en equipos de desarrollo de IA para evitar sesgos y garantizar que estas tecnologías reflejen la diversidad de la sociedad.
Dicho esto, no podemos permitir que la IA se convierta en una nueva barrera para el desarrollo profesional de la mujer. La clave está en dotar a las nuevas generaciones de herramientas para entender y liderar el cambio tecnológico, independientemente de su formación de base. Como parte de esta industria, tenemos la responsabilidad de garantizar que la tecnología, en general, y la IA en particular, se conviertan en un motor de inclusión y no en un obstáculo.
En los últimos 25 años, la presencia de mujeres en puestos de liderazgo en el sector TIC ha pasado del 5 % en el año 2000 al 19 % en la actualidad. A pesar de este avance, las mujeres siguen afrontando numerosos desafíos para superar el techo de cristal. Desde su experiencia personal, ¿cuáles han sido los principales retos a los que ha tenido que hacer frente y cómo los ha superado? ¿Qué consejos daría a las jóvenes que desean desarrollar su carrera en el sector TIC y alcanzar posiciones de liderazgo?
Antes de hablar de los desafíos a superar y de consejos, permíteme apuntar que el crecimiento de la representación femenina en el sector TIC en los últimos cinco años ha pasado del 5 % al 19 % actual, lo que es una buena noticia y una señal positiva de que estamos avanzando en la dirección correcta, pero todavía es insuficiente. Nuestro objetivo debe ser alcanzar una verdadera paridad que refleje la realidad social. La diversidad no es solo una cuestión de equidad, sino un factor clave para la innovación y el éxito de las empresas tecnológicas.
Respecto a los retos a los que me he tenido que enfrentar a lo largo de los más de 20 años que llevo desarrollando mi carrera profesional en el sector TIC, diría que ha sido la adaptación a un entorno absolutamente cambiante, dónde la tecnología ha pasado de ser un componente de coste a ser un activo básico y estratégico para las organizaciones y sus modelos de negocio. Actualmente, en el mundo de la ciberseguridad nos encontramos con el reto de que las soluciones cada vez más sofisticadas puedan ser proporcionadas como un servicio sencillo, accesible y eficiente para cualquier tipo de organización.
«La diversidad no es solo una cuestión de equidad, sino un factor clave para la innovación y el éxito de las empresas tecnológicas”
En mi opinión, uno de los desafíos específicos para las mujeres en general es que, muchas veces, el mayor obstáculo está en nosotras mismas: en creer en nuestras capacidades y romper con los sesgos que nos han condicionado. Es fundamental que confiemos en nuestro talento, que dejemos a un lado la autoexigencia excesiva, que nos apoyemos en comunidades de mujeres para construir redes de apoyo y que no pongamos límites a nuestras aspiraciones.
Mientras tanto, a las jóvenes que quieran desarrollar su carrera en tecnología y llegar a puestos de liderazgo, les diría que confíen en sus capacidades, exploren sus inquietudes sin miedo y que se rodeen de referentes y mentores. No hay un único camino para crecer en este sector, pero la clave es mantenerse curiosas y dispuestas a aprender continuamente. Las TIC son un sector de oportunidades y necesitamos más mujeres liderando el cambio.
Por otro lado, conviene señalar que las empresas también tienen una gran responsabilidad en este cambio, pues deben impulsar la igualdad promoviendo una cultura libre de prejuicios, estereotipos y discriminación, tal y como se hace en WatchGuard, donde fomentamos una cultura inclusiva y diversa con iniciativas como Women of WatchGuard (WOW).
WOW se trata de una comunidad muy activa y global que nos facilita un entorno para la sororidad, el aprendizaje y el autoconocimiento para el desarrollo personal y profesional de las profesionales de la empresa. A través de ella, se potencia el desarrollo profesional y el networking entre mujeres del sector.
Para concluir, me gustaría subrayar que el cambio está en marcha y es responsabilidad de todos seguir impulsándolo juntos si lo que queremos es un sector tecnológico realmente innovador y representativo.