Abundan cada vez más y la mayoría de las veces el usuario las “acepta”. Son las cookies, esos ficheros que los servidores web utilizan para almacenar, recuperar y utilizar información acerca de todas aquellas personas que les visitan. Y son “visibles” porque cuando se navega por una web, saltan avisos de su uso, para informar de que “mejoran la experiencia de navegación”… Unas veces, con solo seguir navegando el usuario las acepta; y otras, hay que dar al click de un botón que reza “Sí. Acepto”. ¿El peligro? La cookie se instala en el disco duro del ordenador del visitante con la información de navegación de la página web visitada y ésta ya conserva el nombre, la contraseña, los productos o servicios de la página por los que se ha interesado… Muchas empresas y organismos han alertado sobre ello. Uno de ellas, MassMedia Assistants, cree que la normativa legal acerca del uso de estas cookies es poco clara y, sobre todo, poco operativa. Por tanto, urge adaptarla para que las empresas con páginas web lo cumplan: en caso contrario, la sanción puede llegar hasta los 600.000 euros. La Agencia Española de Protección de Datos, por ejemplo, ya ha abierto recientemente el primer expediente sancionador contra una empresa propietaria de una página web por incumplir la normativa de cookies, que está incluida en la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información (en el artículo 22.2). Según él, el usuario, una vez debidamente informado, debe dar su consentimiento —aunque la ley no aclara si tácito o expreso— a la instalación de cookies en su dispositivo, con carácter previo a que las mismas efectivamente se instalen.
Esta exigencia choca frontalmente con la realidad, pues la mayoría de páginas web instalan las cookies antes de que el usuario muestre su consentimiento y la información sobre ellas suele estar desarrollada en lugares recónditos dentro de la web.
