Comercializar productos y soluciones a través de una estrategia de venta indirecta es un tema complejo que requiere tener en cuenta una serie de parámetros. Ofrecer productos de calidad a la red de partners es un requisito básico, pero no suficiente para generar un crecimiento de ventas sostenible al más alto nivel. Pero entonces, ¿cómo lograrlo? ¿Cómo fomentar una relación de colaboración de calidad a largo plazo? Los fabricantes deben plantearse las preguntas adecuadas.
Fomentar relaciones cercanas: un factor imprescindible
Una cosa es cierta: la proximidad con los partners no debe entenderse como un mera formalidad, sino como un componente fundamental. Interactuar y estar lo más cerca posible de los socios es clave. Para lograrlo, desde el inicio y a lo largo de toda la relación comercial, es imprescindible fomentar reuniones regulares con los socios, compartir información, planificar estrategias de venta específicas y organizar numerosos eventos. Esta dinámica ayudará a establecer vínculos sólidos entre una marca y su red de distribución. Al sentirse valorados y percibir un compromiso real, los distribuidores priorizarán las ventas de aquellos fabricantes que demuestren una mayor implicación.
Atender las especificidades nacionales y regionales
Cada mercado presenta sus propias particularidades, por lo que desplegar una estrategia global de venta indirecta es ineficaz. Es imperativo desarrollar planes específicos que se ajusten a los diferentes usos y costumbres de cada región. Por lo tanto, es esencial asegurar que tanto la estrategia de venta indirecta como la gestión llevada a cabo por sus interlocutores se adaptan perfectamente al territorio de venta.
Formación y soporte de calidad
Otro factor a tener en cuenta es la calidad de los servicios de formación y soporte ofrecidos a la red de distribución. Es crucial que ambos sean dispensados en el idioma local y durante el horario laboral. Aunque, a primera vista, esta aproximación pueda parecer obvia, lo cierto es que muchos proveedores no consiguen aplicarla correctamente. Este error puede repercutir en la competitividad de los fabricantes que no adoptan una estrategia plenamente adaptada al contexto local.
A tenor de lo comentado, no hay duda de que la proximidad es una poderosa palanca competitiva para aquellos fabricantes interesados en estrechar su relación comercial con su red de distribución. Se comprende, por tanto, que la calidad de los productos, aunque indispensables, no es suficiente por sí sola; el apoyo a la red de venta indirecta es un componente estratégico para alcanzar el éxito.
A partir de estos elementos, queda claro que la proximidad representa un poderoso factor de competitividad para aquellos fabricantes que sepan invertir en estrechar la relación con su red de distribuidores. Se comprende, por tanto, que la calidad de los productos, aunque indispensable, no es suficiente por sí sola; el acompañamiento estratégico a la red de venta indirecta constituye un componente esencial para alcanzar el éxito sostenible.