El valor de un aula tecnológica
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En junio concluyó el curso escolar más agotador, atípico y excepcional de toda la historia, con un modelo que, dependiendo del curso y del centro educativo, fue híbrido o completamente presencial. ¿Qué lectura hacen de este periodo, desde el punto de vista del negocio? ¿Se incrementaron los proyectos “de valor” en estos centros educativos?
Tras este periodo tan complicado, ¿la mayoría de los centros educativos, no solo ya ha considerado abordar un proyecto tecnológico, sino que sabe cómo llevarlo a cabo? ¿O todavía hay centros que no han abordado esta transformación?
En el curso 2021-2022 se apuesta por la presencialidad. Algunos apuntan que, con ella, se ha perdido una oportunidad enorme para impulsar, por fin, un cambio metodológico en la educación. ¿Cuál es su lectura de esta realidad? ¿Es menor el papel transformador de la tecnología en lo “presencial”?
¿Qué carencias principales siguen exhibiendo los centros educativos?
El canal de la educación sigue siendo muy reducido y especializado. ¿No se ha incrementado, viendo la enorme oportunidad del último año y medio?
Tras el curso pasado, algunos defienden una mayor brecha digital entre lo privado y lo público, ¿están de acuerdo o los centros públicos han desarrollado proyectos digitales de calado?
El dispositivo sigue siendo fundamental. En 2020 su crecimiento para este mercado fue del 273 % y se espera que este año el ascenso sea del 50 %. El único punto negro es la escasez de componentes. ¿Qué valoración hacen de la situación?
